Saramago y la democracia
junio 21, 2010

José Saramago ha fallecido, pero sus ideas y sus enseñanzas vivirán para siempre. Entre las muchas expresiones de su pensamiento, tanto escrito como oral, elegimos esta breves palabras pronunciadas en una de sus últimas conferencias públicas en relación a la democracia; o a lo que más propiamente hemos denominado en nuestro Aristóteles en Macondo el «fetichismo democrático». Es un pasaje que no alcanza siquiera a los dos minutos y en él Saramago expone brillantemente las insalvables limitaciones de la democracia en la sociedad capitalista. La conclusión que se deriva de sus palabras, respaldadas por una abrumadora evidencia a la vez histórica y contemporánea, es que quien no esté dispuesto a hablar de socialismo no puede hablar de democracia. O, dicho de otro modo, quien se abstiene de cuestionar radicalmente al capitalismo debe callar a la hora de hablar de la democracia. Pero, escuchemos a Saramago:

http://www.youtube.com/watch?v=gDMF4XgGbV4

7 Comentarios

  1. Anónimo
  2. midi haytham
  3. atilio

    Hola No,usted dice ser pluralista (en otro de sus mensajes) y tal vez lo sea, aunque no parece, por esto: ¿cómo es posible que usted se pregunte "Qué tiene que ver el cercenamiento brutal (cárcel y hasta fusiamientos) de derechos individuales, con el bloqueo? ¿O con la alfabetización? Una cosa no hace a la otra ni compensa a la otra. ¿Sólo un Heberto Padilla hubo en Cuba? Sí de retractación vergonzosa, pero ¿y de emigración, Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante, primero comunista convencido…" ¿Y usted cree que realmente no hay relación entre una cosa y otra? ¿Cree usted que es lo mismo hablar de democracia y libertades en Dinamarca y en Cuba? Creo que ahí su pluralismo se restringe considerablemente al negarse a ver una evidencia tan incontrastable como esa. ¡Si hasta Estados Unidos está hoy restringiendo los derechos civiles más elementales bajo el pretexto de la situación de "guerra contra el terrorismo"! Hay mucha literatura sobre eso, producida no sólo por gentes de izquierdas como yo sino por los propios líberals norteamericanos. Además, no se olvide usted de que en los primeros siglos de la historia del capitalismo cualquier crítico terminaba en la cárcel, el destierro o la horca. No se olvide de esas lecciones.

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  4. No

    Profesor, nos vamos entendiendo: la Revolución (que yo escribo por respeto con mayúscula), ha tenido aciertos indiscutibles, que hoy se tiñen de relativismo por una crisis gravísima. Pero insisto respetuosamente en una cosa, que ya he escrito en otro medio: ¿qué tiene que ver el pan con la libertad? ¿Qué tiene que ver el cercenamiento brutal (cárcel y hasta fusiamientos) de derechos individuales, con el bloqueo? ¿O con la alfabetización? Una cosa no hace a la otra ni compensa a la otra. ¿Sólo un Heberto Padilla hubo en Cuba? Sí de retractación vergonzosa, pero ¿y de emigración, Reinaldo Arenas, Guillermo Cabrera Infante, primero comunista convencido, él mismo hijo de comunistas y director de "Lunes", el suplemento cultural de "Revolución", que fue el predecesor de "Granma", Premio Cervantes, para pasar a ser infames traidores, mercenarios, gusanos, agentes del imperio, sólo por cambiar de opinión, desencantados, o por pensar distinto?

    Lo siento, Profesor, no nos vamos aponer de acuerdo en esto: valoro lo que hay que valorar, pero a la libertad no renuncio. Respetuosamente, Oscar.

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  5. atilio

    No, Oscar, nadie dice que hable como agente de la CIA. Lo que sí digo, en cambio, es que junto a los muchos intelectuales que reclamaron -con toda razón- por algunas políticas aplicadas por el gobierno de la revolución cubana en el campo cultural hubo muchos otros, inclusive algunos de los que antes protestaron, que mantuvieron su lealtad para con la revolución cubana. E insisto en una cosa: podemos criticar algunas de sus políticas culturales, pero es de pura hidalguía reconocer también sus grandes aciertos. Y, en relación a las primeras vuelvo a decir que no puede lanzarse una crítica "abstracta" de episodios como el de Padilla sin tener en cuenta los devastadores efectos producidos por medio siglo de bloqueo integral contra la isla. Si EEUU ha silenciado la voz de algunos de sus más destacados intelectuales ( o apenas si se los puede escuchar, como a Noam Chomsky o Gore Vidal )¿por qué pensar que una revolución bloqueada, sitiada, acosada y saboteada desde hace medio siglo estaría a salvo de incurrir en errores como los evidenciados en el caso Padilla? Pero, ¿y el hecho de ser el primer territorio libre de analfabetos de América no significa nada? ¿O el de tener una feria del libro que moviliza a millones de ciudadanos, y en donde los libros se venden a precio irrisorio? ¿Y cuanto vale el hecho de que, a diferencia de todos los demás países de América, incluyendo EEUU, si un joven es talentoso va a encontrar todos los medios que requiere para su desarrollo intelectual o artístico? Ningún régimen político es perfecto y todos pueden y deben ser criticados. Pero es importante obrar con ecuanimidad, y no poner a Cuba en la picota y hacer la "vista gorda" con cosas mucho peores que ocurren en países a los cuales la "prensa libre" califica sin más de "democráticos."

    Responder
  6. atilio

    No, Oscar, nadie dice que hable como agente de la CIA. Lo que sí digo, en cambio, es que junto a los muchos intelectuales que reclamaron -con toda razón- por algunas políticas aplicadas por el gobierno de la revolución cubana en el campo cultural hubo muchos otros, inclusive algunos de los que antes protestaron, que mantuvieron su lealtad para con la revolución cubana. E insisto en una cosa: podemos criticar algunas de sus políticas culturales, pero es de pura hidalguía reconocer también sus grandes aciertos. Y, en relación a las primeras vuelvo a decir que no puede lanzarse una crítica "abstracta" de episodios como el de Padilla sin tener en cuenta los devastadores efectos producidos por medio siglo de bloqueo integral contra la isla. Si EEUU ha silenciado la voz de algunos de sus más destacados intelectuales ( o apenas si se los puede escuchar, como a Noam Chomsky o Gore Vidal )¿por qué pensar que una revolución bloqueada, sitiada, acosada y saboteada desde hace medio siglo estaría a salvo de incurrir en errores como los evidenciados en el caso Padilla? Pero, ¿y el hecho de ser el primer territorio libre de analfabetos de América no significa nada? ¿O el de tener una feria del libro que moviliza a millones de ciudadanos, y en donde los libros se venden a precio irrisorio? ¿Y cuanto vale el hecho de que, a diferencia de todos los demás países de América, incluyendo EEUU, si un joven es talentoso va a encontrar todos los medios que requiere para su desarrollo intelectual o artístico? Ningún régimen político es perfecto y todos pueden y deben ser criticados. Pero es importante obrar con ecuanimidad, y no poner a Cuba en la picota y hacer la "vista gorda" con cosas mucho peores que ocurren en países a los cuales la "prensa libre" califica sin más de "democráticos."

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  7. No

    l gran escritor y premio Nobel portugués no fue el único de los grandes intelectuales de izquierda del mundo que se desencantaron posteriormente cuando la Revolución tomaba rumbos de absoluta intolerancia. Sigíó siendo amigo de Cuba, que NO es lo mismo que de Fidel, y por eso el líder de la Revolución le envió flores a su entierro.

    El conflicto de los intelectuales antes enamorados de Fidel con él mismo y con su Revolución comenzó por el rechazo de la dirigencia política al libro "Fuera de juego" de Padilla en 1968, que condujo luego a una vergonzosa retractación pública de Padilla, único modo de salir de la cárcel.
    Algo que no hizo, por ejemplo, el Comandante de la Revolución Huber Matos y se bancó estoicamente los 20 años de prisión, del 569 al 79, sólo por no estar de acuerdo con el rumbo prosoviético de una Revolución que, en principio, aspiraba a derrocar al dictador Batista, alfabetizar más y repartir mejor la riqueza en Cuba. No olvidemos que Matos era maestro cuando se sumó a Fidel en la Sierra Maestra.

    El hecho de que Jean Paul Sartre, que se reunió con Fidel en 1960, no haya asistido al Congreso Cultural celebrado en La Habana en enero de 1968, aduciendo problemas de salud, indicó ya su desencanto con respecto al "socialismo" cubano.

    La reacción de un grupo de intelectuales extranjeros se materializó en una carta a Fidel: "Creemos un deber comunicarle nuestra vergüenza y nuestra cólera. El lastimoso texto de la confesión que ha firmado Heberto Padilla sólo puede obtenerse mediante métodos que son la negación de la legalidad y de la justicia revolucionaria".

    Bajo la iniciativa de Vargas Llosa, el texto fue firmado por Sartre, Beauvoir, Italo Calvino, Isaac Deutscher, Giulio Einaudi, Juan y José Agustín Goytisolo, Alberto Moravia, Ricardo Porro, Carlos Franqui, Jorge Semprún y Susan Sontag, algunos de ellos todo menos sospechosos de un pensamiento conservador o de derecha. O sea, no todos fueron "comprados por el Imperio", típico latiguillo de los adoradores de la Revolución cuando deben explicar ciertas notables deserciones y desencantos.

    En 2003, el fusilamiento de tres secuestradores de una lancha cubana que pretendían llegar a Estados Unidos y el encarcelamiento de un grupo de 75 disidentes, entre ellos el poeta y periodista Raúl Rivero, provocó un nuevo debate internacional entre los intelectuales, con declaraciones críticas del premio Nobel portugués José Saramago y del uruguayo Eduardo Galeano, así como varios cuestionamientos a "Gabo".

    En ese momento, Saramago aseguró: "Hasta aquí llegué". Y Galeano escribió un texto, "Cuba duele", que comenzaba: "Son visibles, en Cuba, los signos de decadencia de un modelo de poder centralizado, que convierte en mérito revolucionario la obediencia a las órdenes que bajan, `bajo la orientación, desde las cumbres".

    Es decir, no sólo estoy hablando del "agente de la CIA" Vargas Llosa…

    Oscar Wilder

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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