Rebelión, 07-03-2011
No debemos abandonar a nuestros hermanos árabes
La inesperada rebelión en el mundo árabe tomó a todos por sorpresa. Las satrapías del Magreb y Oriente Medio quedaron tan pasmadas como sus amos imperiales por la eclosión que se originó en un incidente relativamete marginal, más allá de lo terrible y doloroso que fue en el plano individual: la auto inmolación en la ciudad de Sidi Bouzid, Túnez, de Muhammad Al Bouazizi, un graduado universitario de veintiseis años que no encontraba trabajo y que decidió entregarse a … clic abajo para seguir)
las llamas porque la policía le impedía vender frutas y verduras en la calle. Su familia requería de su ayuda y Al Bouazizi, un joven pobre, no quiso convertirse en uno más en la larga fila de jóvenes desempleados de su patria, o emigrar por cualquier medio a Europa. El terrible sacrificio de su protesta fue la chispa que incendió la reseca pradera de una región conocida por la opulencia de sus oligarquías gobernantes y la secular miseria de las masas. O, para decirlo con las palabras siempre bellas de Eduardo Galeano, lo que encendió “la hermosa llamarada de libertad” que prendió fuego al mundo árabe y que tiene al imperialismo sobre ascuas, para seguir con metáforas ígneas tan apropiadas para los tiempos que corren.(1)
La rebelión de los pueblos árabes tambien dejó en desairada posición a los expertos, los analistas y los periodistas especializados. Desnudó impiadosamente su charlatanería, y su papel de manipuladores de la opinión pública al servicio del capital. Una revista de tanta experiencia como The Economist , por ejemplo, fue incapaz de anticipar, en su último número del año pasado dedicado a presentar las previsiones y lo que se venía para el 2011, los acontecimientos que pocas semanas más tarde conmoverían al mundo árabe -y, por extensión, al equilibrio geopolítico mundial- hasta sus cimientos. Este fracaso reitera por enésima vez la incapacidad del saber convencional para predecir los grandes acontecimientos de nuestro tiempo. La ciencia política quedó boquiaberta ante la caída del Muro de Berlín y, más recientemente, la mismísima reina de Inglaterra le preguntó a un selecto núcleo de economistas británicos cómo fue posible que nadie hubiera sido capaz de pronosticar la actual crisis general del capitalismo.Sumidos en el estupor ante tan inesperada pregunta, formulada en lo que se suponía sería una serena velada meramente protocolar, los interpelados se limitaron a solicitar, atónitos ante el reproche, un plazo de seis meses para revisar su instrumental analítico e informarle a Su Majestad las razones por de tan deplorable desempeño profesional.(2)
El impacto sobre América Latina
No es casual, entonces, que los acontecimientos del mundo árabe hayan sumido en la confusión a buena parte de la izquierda latinoamericana. Daniel Ortega apoyó sin calificaciones a Kadafi; el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, a su vez, se declaró amigo del gobernante aunque por cierto que aclarando que tal cosa no significa –en sus propias palabras- “que estoy a favor o aplaudo cualquier decisión que tome un amigo mío en cualquier parte del mundo.” Además, prosiguió, “apoyamos al gobierno de Libia, a la independencia de Libia.” (3) Con sus declaraciones Chávez tomaba nota de la precoz advertencia formulada por Fidel ni bien estalló la crisis libia: ésta podría ser utilizada para legitimar una “intervención humanitaria” de EEUU y sus aliados europeos, bajo el paraguas de la OTAN, para apoderarse del petróleo y el gas libios. Pero de ninguna manera esta sabia advertencia del líder de la revolución cubana podría traducirse en un endoso sin reservas al régimen de Kadafi. No lo hizo Chávez, pero sí lo hizo Ortega. Como era de esperar, la descarada manipulación mediática con la que el imperialismo ataca a los gobiernos de izquierda de nuestra región torció el sentido de las palabras de Chávez y de Fidel haciéndolos aparecer como cómplices de un gobierno que estaba descargando metralla sobre su propio pueblo.(4)
En una esclarecedora nota publicada pocos días atrás en Rebelión Santiago Alba Rico y Alma Allende argumentaron persuasivamente que un erróneo posicionamiento de la izquierda latinoamericana –y muy especialmente de los gobiernos de Venezuela y Cuba- en la actual coyuntura del mundo árabe “puede producir al menos tres efectos terribles: romper los lazos con los movimientos populares árabes, dar legitimidad a las acusaciones contra Venezuela y Cuba y ‘represtigiar’ el muy dañado discurso democrático imperialista. Todo un triunfo, sin duda, para los intereses imperialistas en la región.” (5) De ahí la gravedad de la situación actual, que exige transitar un estrechísimo sendero flanqueado por dos tremendos abismos: uno, el de hacerle el juego al imperialismo norteamericano y sus socios europeos y facilitar sus indisimulados planes de arrebatarle a los libios su petróleo; el otro, salir a respaldar un régimen que habiendo sido anticolonialista y de izquierda en sus orígenes -como lo fue, por ejemplo, el APRA en el Perú- en las dos últimas décadas se subordinó sin escrúpulos al capital imperialista y abrazó y puso en práctica, sin reparos, las fatídicas políticas del Consenso de Washington y los preceptos de la “lucha contra el terrorismo” instituída por George W. Bush.
El mundo árabe: ¿revuelta, revolución, conspiración?
No creemos sea necesario detenernos a explicar las razones por las que hay que oponerse sin atenuantes ante la opción intervencionista de los Estados Unidos y sus partenaires europeos. Veamos, en cambio, cuáles serían los argumentos para evitar que esa correcta y no-negociable postura desemboque infelizmente en un respaldo a un régimen contra el cual se ha levantado en armas la mayoría de la población. Hay quienes argumentan que lo que está ocurriendo en Libia es apenas el “efecto contagio” de lo ocurrido en Túnez y Egipto y que no hay razones de fondo que justifiquen esta insurrección popular. De partida conviene recordar dos cosas: que las revoluciones son procesos dialécticos y no acontecimientos metafísicos o rayos que se descargan en un día sereno. En la génesis de la revolución francesa está un tumulto originado en una panadería en las inmediaciones de la Bastilla. Sabemos lo que ocurrió después. Segundo, que inevitablemente, los procesos revolucionarios son contagiosos. Eso es lo que enseña la historia. Recuérdese si no lo ocurrido con las revoluciones de la Independencia en América Latina, dos siglos atrás; o las de 1848 y las que tuvieron lugar, también en Europa, en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial y con el estallido de la Revolución Rusa en Febrero de 1917. Pero si en algunos sitios esos procesos prendieron y en otro no fue porque el contagio no opera en un vacío socio-económico y político sino que depende fundamentalmente de las condiciones internas de cada país. (6) Si la revolución de 1848 triunfó en Francia pero no en el Reino Unido fue porque en la primera el desarrollo de las luchas de clases creó las condiciones internas como para poner abrupto final a la restauración monárquica del orleanismo, mientras que nada de eso ocurría cruzando el Canal de la Mancha que, en esa misma encrucijada histórica, podía acoger sin ningún sobresalto a dos refugiados políticos como Karl Marx y Friedrich Engels. Y si después de la Primera Guerra Mundial la revolución triunfó en Rusia pero no en Alemania fue porque la propagación del fervor revolucionario, que impactó con mucha fuerza en la última, era condición necesaria pero no suficiente para garantizar el triunfo de la revolución, cosa que fue expresamente reconocida por Rosa Luxemburg en una de sus brillantes intervenciones poco meses antes de su vil asesinato. En otras palabras, la insurgencia que tiene por escenario a Libia fue indudablemente estimulada por las grandes victorias populares en Túnez y Egipto, pero nada hubiera ocurrido de no haber mediado los estragos que dos décadas de neoliberalismo produjeron en un país muy rico pero en el cual las clases populares apenas reciben unas pocas migajas de la colosal renta petrolera, los jóvenes carecen de perspectivas laborales y la crisis general del capitalismo clausuró la salida emigratoria que hasta hace pocos años quitaba presión al sistema al paso que elevaba extraodinariamente los precios de los alimentos. Por último, la tasa de mortalidad infantil –para hablar de un indicador muy sensible para medir el nivel de bienestar de una población- fluctúa según las diversas fuentes consultadas entre el 20 y el 25 por mil; es decir, unas cuatro o cinco veces superiores a la que se registra en Cuba y aproximadamente el doble de la de Brasil.
Lo mismo cabe decir acerca de la posibilidad de que lo que está ocurriendo en Libia sea obra de agentes del imperialismo. Pero ¿cómo olvidar que hasta el estallido de la revolución en Túnez Kadafi era elogiado por los jefes de estado de las “democracias capitalistas” como un gobernante, que se había despojado de sus viejas obsesiones, reconciliado con la globalización neoliberal y hecho las paces con sus antiguos enemigos, desde la Casa Blanca hasta el régimen racista israelí? No obstante, cuando éstos se percataron de que su trono estaba tambaleante y percibieron que Kadafi podía correr la misma suerte que sus homólogos en Túnez y Egipto los imperialistas modificaron velozmente su postura, se acordaron que Libia no era una democracia y que en ese país no se respetaban los derechos humanos –cosa que jamás les había preocupado en lo más mínimo- y haciendo gala de un inigualado cinismo se colocaron ruidosamente “del lado del pueblo” y en contra del hasta ayer razonable gobernante súbitamente reconvertido en inadmisible tirano. Pero, otra vez, la labor de esos agentes del imperialismo jamás podría haber desencadenado una insurrección tan impresionante como la de Libia –o las de Túnez y Egipto- si no hubieran existido las condiciones de fondo requeridas para que, desafiando la represión, las masas salieran a la calle dispuestas a derrocar al gobierno. Es decir, tal como lo anotara Lenin en varios de sus escritos, si los de abajo ya no querían y los de arriba ya no podían seguir viviendo como antes. Por otra parte, si los agentes del imperialismo tienen en sus manos la capacidad de hacer y deshacer revoluciones tendríamos que reconocer que nuestra lucha está de antemano condenada al fracaso. Afortunadamente no es así. Tampoco tiene mayor sentido aducir que fueron las “redes sociales” (Facebook y Twitter) las que provocaron la rebelión, arteramente orquestada por la CIA y los agentes del imperialismo. Para descartar esta hipótesis basta una sóla cifra: según las últimas estadísticas de las Naciones Unidas los usuarios de internet en Libia son apenas el 5.1 porciento de la población total. Eso mal puede explicar el multitudinario carácter de la rebelión del mundo árabe porque en Egipto y Túnez tanto como en Libia los internautas son una ínfima minoría de la población. Esas “redes sociales” pueden servir para facilitar la comunicación entre los activistas, pero no pueden desencadenar la insurgencia de las masas que, en su gran mayoría, jamás tuvo a su alcance un ordenador.
Kadafi y el neoliberalismo, de ayer a hoy.
Llegados a este punto conviene preguntarse quién es Kadafi y qué representa. Vicenc Navarro ilustra con claridad el contraste entre el Kadafi “nasserista” de sus primeros años y lo que es hoy: “un dictador corrupto y enormemente represivo.” (7) Según Navarro, en 1969 y con apenas 27 años de edad el Coronel Kadafi lideró un golpe de estado, inspirado en la experiencia de Nasser en Egipto, y derrocó a la monarquía impuesta por el imperio británico después de la Segunda Guerra Mundial. Durante esos primeros años Kadafi puso en marcha una reforma agraria, nacionalizó el petróleo y algo más de doscientas empresas ( que se reorganizaron con una importante participación de los trabajadores en su gestión) al paso que introdujo algunas mejoras en la calidad y la cobertura de la salud y la educación. Un fuerte intervencionismo estatal y la nacionalización del crédito fueron otros rasgos de las políticas de aquellos años. “Kadafi presentó aquella experiencia” –anota Navarro- “como la tercera vía entre capitalismo y el socialismo, asociado entonces a la Unión Soviética.” (8) Ahora bien: ese es el Kadafi que persiste en el imaginario de importantes sectores de la izquierda latinoamericana. El problema es que se trata de una imagen completamente desactualizada, porque a partir de los años noventas el régimen líbico inicia un viraje que, pocos años después, situaría a ese país en las antípodas de donde encontraba en los años setentas. La tercera vía degeneró en un “capitalismo popular” –tardía reproducción de la consigna elaborada en los ochentas por Margaret Thatcher en el Reino Unido- y las nacionalizaciones comenzaron a ser revertidas mediante un corrupto festival de privatizaciones y aperturas al capital extranjero que afectó a la industria petrolera y a las más importantes ramas de la economía. No hay que equivocarse: Kadafi no es Nasser sino Mubarak. Un agudo observador de la escena magrebí, Ayman El-Kayman, describió con precisos trazos el itinerario de esta involución: “(H)ace casi diez años, Gadafi dejó de ser para el Occidente democrático un individuo poco recomendable: para que le sacaran de la lista estadounidense de Estados terroristas reconoció la responsabilidad en el atentado de Lockerbie; para normalizar sus relaciones con el Reino Unido, dio los nombres de todos los republicanos irlandeses que se habían entrenado en Libia; para normalizarlas con Estados Unidos, dio toda la información que tenía sobre los libios sospechosos de participar en la yihad junto a Bin Laden y renunció a sus ‘armas de destrucción masiva’, además de pedir a Siria que hiciese lo mismo; para normalizar las relaciones con la Unión Europea, se transformó en guardián de los campos de concentración, donde están internos miles de africanos que se dirigían a Europa; para normalizar sus relaciones con su siniestro vecino Ben Alí, le entregó a opositores refugiados en Libia”. (9) Y cuando los pueblos de Túnez y Egipto se rebelaron, Kadafi se alineó con sus verdugos, coincidiendo en esta postura con las primeras reacciones de los líderes de las “democracias occidentales”, con Obama, Sarkozy, Cameron, Berlusconi, Zapatero y el régimen genocida de Netanyahu. Pero éstos, viendo que las sublevaciones populares se encaminaban hacia una victoria histórica, en pocas semanas pasaron de hacer cautelosas exhortaciones a sus matones regionales en apremios para que concedieran unas pocas reformas cosméticas a exigir imperiosamente que abandonasen el poder. Cuando el incendio llegó a Libia la burguesía imperial y sus representantes políticos vieron la oportunidad de sacar partido del previsible derrumbe de Kadafi impidiendo que sean las masas libias las que tomen el futuro en sus manos, sea mediante una “intervención humanitaria” que les permita apoderarse de Libia con el pretexto de detener el baño de sangre que el dictador promete a los sublevados o, en su defecto, alentar su partición, o desmembramiento, tal como lo hicieran en la ex Yugoslavia y como, sin éxito, lo intentaran en Bolivia en el 2008. Tal como Lenin, Gramsci y Fidel señalaron en repetidas ocasiones la derecha y las clases dominantes, por su larguísima experiencia de gobierno, aprenden muy rápido y reaccionan con fulminante rapidez ante una coyuntura como la que hoy caracteriza a Libia. Y si ayer apoyaban sin miramientos a Kadafi ahora tratan de sacárselo de encima cuanto antes y facilitar una “transición ordenada”, Hillary Clinton dixit , que organice la traición a las expectativas de las masas e instaure un simulacro democrático que permita que los imperialistas continúen desangrando a Libia y al mundo árabe en general.
En su presurosa conversión al neoliberalismo Kadafi abrió la economía a las grandes transnacionales, principalmente europeas. En una detallada nota Modesto Emilio Guerrero señala que a partir de 1999 los países occidentales comenzaron a dispensarle un trato muy especial, por tres razones que suenan como música celestial en los bolsillos de la burguesía (10): (a) es un muy buen cliente; (b) es un buen socio de sus empresas; (c) además es un estratégico proveedor de petróleo y gas. Buen cliente porque cuando se levantó el embargo de armas que pesaba sobre Libia (en Octubre de 1999) por su participación con -o complicidad en- acciones terroristas en diversos países, España, Italia, Inglaterra y Alemania se convirtieron en sus principales proveedores de las armas que luego Kadafi utilizaría contra su propio pueblo. Poco después unas 150 empresas británicas vinculadas a los negocios petroleros -entre ellas la British Petroleum, responsable principalísima de la destrucción del ecosistema marino en el golfo de México- se instalaron en Libia junto con Repsol, la francesa Total, la empresa italiana ENI y la austríaca OM para explotar el negocio de los hidrocarburos. Otras empresas, de estos mismos países y de Estados Unidos, participaron activamente en obras de infraestructura aparte de la ya mencionada venta de armas. Buen socio, además, porque a través de los 65.000 millones de dólares de que dispone la Libyan Investment Authority la familia Kadafi realizó importantes inversiones en la FIAT, en la petrolera italiana ENI y es accionista del Unicredit, el banco más grande de Italia. (11) También tiene acciones en el grupo económico Pearsons, editor del periódico ultra-neoliberal Financial Times. Varias grandes empresas alemanas y francesas cuentan también con la participación de capitales libios. Proveedor seguro, por último, porque,tal como lo expresara Silvio Berlusconi, el control del flujo migratorio “ilegal” procedente del Magreb y, más generalmente, de toda África, y el confiable suministro del petróleo líbico son servicios de extraordinaria importancia que los líderes de las democracias capitalistas no podían sino apreciar en toda su valía. El Presidente del gobierno español, José M. Aznar, su sucesor, Rodríguez Zapatero y el propio rey Juan Carlos de España rivalizaron con “il cavaliere” italiano y el premier británico y figura señera del “new labor” en cultivar la amistad del líder líbio, casi siempre con ribetes escandalosos.(12) En consonancia con estos cambios la relación con Washington experimentó un giro de 180 grados: en 2006 el Departamento de Estado quitó a Libia de la lista de países que apoyaban al terrorismo. Atemorizado por la Guerra del Golfo de Febrero de 1991 y aterrorizado al contemplar lo ocurrido en Irak desde 2003 y el destino corrido por Saddam Hussein, Kadafi sobreactuó su arrepentimiento hasta extremos que sobrepasaban lo ridículo al declarar una y otra vez su voluntad de ajustar la conducta de Libia a las reglas del juego impuestas por el imperialismo. Fue a causa de esto que en 2008 la ex secretaria de Estado Condoleezza Rice pudo declarar que “Libia y Estados Unidos comparten intereses permanentes: la cooperación en la lucha contra el terrorismo, el comercio, la proliferación nuclear, África, los derechos humanos y la democracia.” (13) ¿Ante todo esto cabe entonces preguntarse: ¿Es esto el socialismo pan-árabe, preconizado en el Libro Verde del autoproclamado “líder y guía de la revolución”? ¿Es esta la política que debe hacer la Jamahiriya un “estado de las masas”, como Kadafi definió a su organización política? ¿Es Kadafi la contraparte magrebí de Chávez y Fidel? ¿Qué tiene que ver este régimen con los procesos emancipatorios en curso en América Latina, para no hablar de la revolución cubana?
¿Qué hacer?
¿Qué debe entonces hacer la izquierda latinoamericana? En primer lugar, manifestar sin ambages su absoluto repudio a la salvaje represión que Kadafi está perpetrando contra su propio pueblo. Solidarizarse, bajo cualquier circunstancia, con quien incurre en semejante crimen dañaría irreparablemente la integridad moral y la credibilidad de la izquierda de Nuestra América. El reconocimiento de la justicia y la legitimidad de las protestas populares, tal como se hizo sin vacilación alguna en los casos de Túnez y Egipto, tiene un único posible corolario: el alineamiento de nuestros pueblos con el proceso revolucionario en curso en el mundo árabe. Por supuesto, la forma en que esto se manifieste no podrá ser igual en el caso de las fuerzas políticas y movimientos sociales y, por otra parte, los gobiernos de izquierda de América Latina, que necesariamente tienen que contemplar aspectos y compromisos de diverso tipo que no existen en aquellas. Pero la consideración de las siempre complejas y a menudo traicioneras “razones de estado” y las contradicciones propias de la “real politik” no pueden llevar a los segundos tan lejos como para respaldar a un dictador acosado por la movilización y la lucha de su propio pueblo, reprimido y ultrajado mientras el entorno familiar de Kadafi y el estrecho círculo de sus incondicionales se enriquecen hasta límites inimaginables. ¿Cómo explicar a las masas árabes, que por décadas buscaron las claves de su emancipacipon en las luchas de nuestros pueblos y que reconocen en el Che, Fidel y Chávez la personificación de sus ideales libertarios y democráticos, la indecisión de los gobiernos más avanzados de América Latina mientras que toda la canalla imperialista, desde Obama para abajo, se alinea –aunque sea hipócritamente- a su lado?
Segundo, será preciso denunciar y repudiar los planes del imperialismo norteamericano y sus sirvientes europeos. Y además organizar la solidaridad con los nuevos gobernos que surjan de la insurgencia árabe. Los propios rebeldes libios emitieron declaraciones clarísimas al respecto: si hay invasión de los Estados Unidos, con o sin la (poco probable) cobertura de la OTAN, los insurrectos volverán sus fusiles contra los invasores y luego ajustarán cuentas con Kadafi, responsable principal de la sumisión de Libia a los dictados de las potencias imperialistas. América Latina tiene que apoyar con todas sus fuerzas la resistencia a la eventual invasión imperialista, conciente de que lo que hoy se está jugando en el Norte de África y en Oriente Medio no es un problema local sino una batalla decisiva en la larga guerra contra la dominación imperialista a escala mundial. El triunfo de la insurrección popular en Libia tendrá como correlato el fortalecimiento de las rebeliones en curso en Yemen, Marruecos, Jordania, Argelia , Barheim y la que hace tiempo se viene incubando en Arabia Saudita, amén de fortalecer la resistencia de los sindicatos y los movimientos sociales en Wisconsin, Estados Unidos, y en diversos países europeos, hoy víctimas preferenciales del FMI. Barheim es la sede de la Quinta Flota de Estados Unidos, con la misión de monitorear todo lo que ocurra en el Golfo Pérsico y sus inmediaciones; y Arabia Saudita un régimen totalmente sometido a la voluntad de la Casa Blanca y el gran regulador del precio internacional del petróleo y su adecuado abastecimiento al mundo desarrollado. Si el mapa sociopolítico del mundo árabe llegara a cambiarse, como esperamos que así sea, la geopolítica internacional vería modificada la correlación de fuerzas a favor de los pueblos y naciones oprimidas. Y América Latina, que desde finales del siglo veinte se colocó a la vanguardia de las luchas anti-imperialistas, habría por fin encontrado los aliados que necesita en otras regiones del sur global para seguir avanzando en sus luchas por la autodeterminación nacional, la justicia social y la democracia. Por eso, nuestra región no puede ni tiene el derecho a equivocarse ante un proceso cuyas proyecciones pueden ser aún mayores que las que en su momento tuvo el derrumbe de la Unión Soviética, y de un signo distinto, y cuyo desenlace revolucionario fortalecerá los procesos emancipatorios en curso en nuestra región. Abandonar a nuestros hermanos árabes en esta batalla decisiva sería un error imperdonable, tanto desde el punto de vista ético como desde el más específicamente político. Sería traicionar el internacionalismo del Che y de Fidel y archivar, tal vez definitivamente, los ideales bolivarianos. No podemos perder esta oportunidad.
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“Veo hipócrita el llamado a la paz cuando proviene de países que hacen la guerra”, en Cubadebate, 4 de Marzo del 2011.
Este episodio fue narrado en una entrevista que el autor de estas líneas le hiciera a David Harvey, en Septiembre del 2010. La entrevista será subida a la web y estará disponible, en una semana aproximadamente, en www.atilioboron.com
Cable de ANSA, 25 febrero 2011.
Sobre este tema ver. Raúl Bracho, “¿Y si todo es mentira?”, en Kaos en la red, 3 de Marzo de 2011.Y tambén Russia Today, “ Ejército ruso afirma que ataques aéreos contra manifestantes en Libia nunca ocurrieron”, en Kaos en la red, 4 de Marzo de 2011. El monitoreo satelital de las fuerzas armadas rusas no encontró evidencia de bombardeos aéreos sobre los manifestantes de Benghazi y Trípoli el 22 de Febrero. Pero, días después, sí los hubo en las cercanías de las instalaciones petroleras y militares del este del país, tal como lo reconociera Saif Al-Islam Kadafi a la cadena noticiosa de Al Jazeera. Según el hijo del líder libio, se bombardearon terrenos en donde no había población civil ni manifestantes. Enla citada entrevista admitió que las fuerzas de seguridad libias habían reprimido con armas de guerra a los insurgentes.
Santiago Alba Rico y Alma Allende, “¿Qué pasa con Libia? Del mundo árabe a América Latina”, en Rebelión, 24 Febrero 2011.
La literatura sobre la génesis estructural de la revolución en curso en el mundo árabe crece exponencialmente día a día. Ver, entre otros, James Petras “Las raíces de la revuelta árabe y las celebraciones prematuras”, en Rebelión, 6 de Marzo de 2011 e Ignacio Ramonet, “Cinco causas de la revolución árabe”, en http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=8ca803e0-5eba-4c95-908f-64a36ee042fd
Vicenc Navarro, “Gadafi, neoliberalismo, el FMI y los gobiernos supuestamente defensores de los derechos humanos” , en Rebelión, 2 de Marzo de 2011.
Ibid.
Alba Rico y Allende, op.cit.
Modesto Guerrero, “De las rebeliones árabes al indefendible Gadafi”, en Rebelión, 1 de Marzo de 2011.
Ver http://vocearancio.ingdirect.it/?p=18768
Sobre Tony Blair, ver “Day the LSE sold its soul to Libya”, en Daily Mail (Londres), 5 de Marzo de 2011, pp. 6-7
Reproducido en Alba Rico y Alma Allende, op. Cit.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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Yo no voy a entrar a discutir con Usted sobre lo que ha escrito, y eso que al ver la palabra Rebelión al inicio de su artículo ya uno imagina que forma parte de ese grupo de reaccionarios que se termina cuidando en salud, o sea "critico a Gadaffi, pero por si acaso tambien lo hago al imperialismo". Solo hay que entrar en la página de Rebelión para darse cuenta de lo que digo.
Ya he comentado en algún otro blog la paranoia de ciertos sectores "izquierdistas" que encuanto oyen tiros en algún país ya se creen que los responsables de ellos son "revolucionarios" y que hay una revuelta popular por enmedio.
Ya le han comentado sobre el tema de la bandera bajo la cual luchan esos "revolucionarios", curioso que nadie de los que piensan como Usted haya respondido a ello.
En Tunez a los dirigentes comunistas y a sus bases se les veía en la calle, banderas, emblemas, pancartas revolucionarias estaban hay. A estas alturas de conflicto aun estoy esperando ver algo parecido en manos de esos supuestos "revolucionarios" libios.
Lo que no veo por su parte son comentarios sobre los asesinatos de trabajadores subsaharianos por parte de esas "fuerzas revolucionarias", es que también es una "teoria conspiratoria".
Son estos terroristas, que masacran a trabajadores
provenientes del África Subsahariana, secuestran mujeres
y toman chicos a fuerza de drogas, al mejor estilo
Charles Taylor o Foday Sankoh, para sus terroríficas pandillas.
El imperialismo yanqui quiere impedir que la llama de la
revolución que se extiende por Túnez y Egipto dé lugar a
gobiernos populares y democráticos que eventualmente
se conviertan en aliados de Libia, del Hezbollah libanés
y de la Siria baasista, para reconstruir un Mundo Árabe
unido, anti-imperialista, anti-sionista y socialista.
Por si todo esta fuera poco, Sr. Borón, el líder de
la resistencia armada del pueblo de Irak, Izzat Ibrahim
Al-Duri, ha dado su respaldo al gobierno nacionalista libio,
que se enfrenta ante la contrarrevolución de la salvaje
reacción.
Otra cosa, ¿no le llama la atención la bandera
tricolor que ondean estos "revolucionarios"?. Que también
piden que EE.UU. y sus socios les den "una manito" bombardeando
objetivos en Libia, pero que no pongan marines en suelo
libio -se cuidan la lengua-, porque esto podría desagradar
hasta a sus propias bases -si es que cuentan con ellas-.
Quiero aclararle que es mi ánimo de debate el que me mueve
a publicar esta entrada en su blog, y que reproduciré
en el mío, porque me parece que hay miradas y puntos de vista
que no se están contemplando. Y no soy el único
que dice esto.
Saludos socialistas.
El pasado lunes dos de los principales diarios oficiales
del país demandaron a los Congresos Populares de Base
-órganos ejecutivos y legislativos- que se pronuncien
a favor de la nacionalización de las compañías petroleras
extranjeras. El diario Al Jamahiriya, que defiende
habitualmente las posiciones de Gadafi, subrayó que
el petróleo "es nuestra riqueza que requiere que
lo controlemos y no lo dejemos como un instrumento
en manos de las empresas extranjeras". "
Enlace: http://www.cotizalia.com/cache/2009/01/22/noticias_1_gadafi_confirma_estudian_nacionalizacion_empresas.html
A partir de entonces Khadaffi reconstruye los vinculos
con gobiernos anti-imperialistas y socialistas como
el del presidente venezolano Hugo Chávez.
El analista etíope Mohammed Hassan, entrevistado por el
equipo de Michel Collon, señala: "la relación de fuerzas
está en continua transformación. Esto significa que en
aplicación de las leyes de la dialéctica nada es estable
y todo es su opuesto". O sea, Khadaffi está retornando
con el correr de los días al frente anti-imperialista
y panarabista, o mejor dicho, confirma lo que ya
venía haciendo desde hace dos años.
Enlace:http://civilizacionsocialista.blogspot.com/2011/03/el-analista-mohammed-hassan-reconoce.html
A no confundir Libia con Túnez y Egipto, siempre digo.
Nadie salió a defender con su vida a dictadores lacayos
como Ben Alí o Mubarak. En Libia estamos ante una mezcla de
golpe de estado-revolución de colores. Pero como una minoría
no pudo derrocar al gobierno de la mayoría, entonces
recurrieron a la guerra civil y a la subversión. ¿Entonces
como es que tienen en su poder estos "milicianos amateur"
ciudades enteras?. Nada menos que Benghazi.
Con el correr de las horas, registramos que el apoyo a este
supuesto tirano era mayor al que esperaban la CNN o Clarín.
Y se registraron grandes manifestaciones de apoyo a Khadaffi,
registradas por los equipos que la cadena anti-imperialista
Telesur registró en Tripoli, Sebbratha y otra varias ciudades
del país. Por lo visto, Sr. Borón, usted no las registra
ni un cachito. Tampoco registra que Khadaffi no posee funciones
ejecutivas desde 1977, fecha en la cual los Comités Populares
se hicieron con el poder. Esta fecha fué rememorada por
el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, en un mensaje
personal a Khadaffi, hace una semana.
Usted habla de que Khadaffi se vendió al neoliberalismo,
pero no habla de que éste había amenazado con nacionalizar
las empresas extranjeras que operaban en el país. Una noticia de
la agencia EFE así lo revelaba en 22 de enero de 2009:
"El líder libio, Muamar el Gadafi, ha confirmado que su
país estudia la nacionalización de las empresas de
petróleo extranjeras, y dijo que es "posible" que no pueda
cumplir con el recorte de la producción acordado en
diciembre por la OPEP, según han informado
los medios libios.
(Continúa)
Sr. Atilio Borón:
Antes que nada, presentarme, soy Enmerkar, bloguero de Las
Cavilaciones de Enmerkar, y argentino como usted.
Debo discrepar con el análisis que ha propuesto en este
artículo por varios motivos. Pero primero, quizás sea mejor
, voy a señalar mis coincidencias con el mismo, porque
las hay.
Es verdad que la apertura al capitalismo internacional que
inició Khadaffi a fines de los años 90 es muy cuestionable,
incluso diría yo, condenable. También la presencia y la
guita que están poniendo las transnacionales petroleras
en el país. Pero también deberíamos acordarnos que Libia
jamás acometió la nacionalización total de los recursos
hidrocarburíferos, o sea, nunca rompió del todo con las
transnacionales. Sí les impuso contratos con los cuales
se veían obligadas a entregar el 25% de las ganancias a los
trabajadores de las empresas que estuvieran en manos
privadas (con esto vuelvo a aclarar, que la nacionalización
tuvo un carácter parcial). Además, ¿debiéramos juzgar a
Khadaffi sólo por sus reuniones a nivel diplomático, con,
por ejemplo, Silvio Berlusconi?. Digo, la diplomacia es algo
bien complicado, y podemos también cuestionar cuál fué la
estrategia de Khadaffi para lograr que Libia fuera quitada
del Eje del Mal bushista, y que para eso tuvo que hacer no
pocas concesiones casi escandalosas.
Pero, ejem, también hay que mirar algunos números. Libia es
el primer país de África en el Indice de Desarrollo Humano
que elabora la ONU, y el segundo en renta per cápita (por
detrás del reino de la desigualdad que es la dictadura
de Guinea Ecuatorial). También, Libia es un país que nada
en celulares y cámaras. Y de ahí se desprende a que ningún
cel ha capturado una sóla imagen o video de esos supuestos
caza-bombarderos que habrían atacado a las protestas contra
Khadaffi. No hay registro alguno de una supuesta represión
salvaje. Las fuerzas militares inicialmente se habían re-
tirado de varias ciudades cuando los contrarrevolucionarios
promonárquicos, reaccionarios y siervos de la CIA y el Mossad
habían tomado mediante el terror las mismas. Ni los militares,
ni la policía, ni los milicianos dispararon una sola bala
contra los jóvenes que salieron a protestar, engañados
por la falsimedia internacional y por estas bandas criminales,
a las cuales adhierieron no pocos militares desertores,
pero que también han logrado engañar a una parte de la
población.
(Continúa)
¿cuando el arpa peruano fue socialista o mejor dicho anti-imperialista? las discusiones entre uno de los suyos mella,y la defensa que le hiso mariategui, deveria bastar pero al parecer no lo hacen,el apra o arpa, abandono su anti imperialismo antes de ser gobierno sino lo recuerda le recomiendo leer el debate entre haya de la torre-mariategui y mella.
3).creo que fidel no esta viendo bien o le pasan mal el dato:
"En otras palabras, la insurgencia que tiene por escenario a Libia fue indudablemente estimulada por las grandes victorias populares en Túnez y Egipto, pero nada hubiera ocurrido de no haber mediado los estragos que dos décadas de neoliberalismo produjeron en un país muy rico pero en el cual las clases populares apenas reciben unas pocas migajas de la colosal renta petrolera, los jóvenes carecen de perspectivas laborales y la crisis general del capitalismo clausuró la salida emigratoria que hasta hace pocos años quitaba presión al sistema al paso que elevaba extraodinariamente los precios de los alimentos. Por último, la tasa de mortalidad infantil –para hablar de un indicador muy sensible para medir el nivel de bienestar de una población- fluctúa según las diversas fuentes consultadas entre el 20 y el 25 por mil; es decir, unas cuatro o cinco veces superiores a la que se registra en Cuba y aproximadamente el doble de la de Brasil."
esto se contradice mucho con sus reflexiones.las cuales no cito pero se que debe de tener en cuenta.¿fidel castro nos abla de otra libia o sera usted el que abla de otra libia?.
4).esta es una acusación grave :
"Pero la consideración de las siempre complejas y a menudo traicioneras “razones de estado” y las contradicciones propias de la “real politik” no pueden llevar a los segundos tan lejos como para respaldar a un dictador acosado por la movilización y la lucha de su propio pueblo, reprimido y ultrajado mientras el entorno familiar de Kadafi y el estrecho círculo de sus incondicionales se enriquecen hasta límites inimaginables."
diga quien lo hace con nombre y apellido de lo contrario usted esta haciendo lo mismo que los politiquerías(katz,lucita,etc).
por ulrimo creeo q no entendio muy bien al che o quidad aya dido yo el que no lo entendió:
"Abandonar a nuestros hermanos árabes en esta batalla decisiva sería un error imperdonable, tanto desde el punto de vista ético como desde el más específicamente político. Sería traicionar el internacionalismo del Che y de Fidel y archivar, tal vez definitivamente, los ideales bolivarianos. No podemos perder esta oportunidad."
el che ablaba de correr la misma suerte no de hacer lo que lamentablemente hacen muchos de sacar un comunicado y ya.
estas sin las dudas de un obrero de la contruccion platense agradecería que me las pueda contestar.
pd: me gusto muchísimo su libro "aristoteles en macondo"
dr boron:
empiezo diciéndole q nose si estas humildes palabras le lleguen.
e leído michos de sus artículos y lo escuchado en la cátedra che Guevara de la plata donde me saque los prejuicios hacia su persona,los cual eran pocos,me parece uno de los "intelectuales" mas brillante entre comillas por que estoy encontrar de este tipo de calificación,creo que cualquier obrero puede serlo.
se que es una persona seria y que no temiera reconocer algún error si esto lo a meritara.pero no comprendo algo:
1)¿que datos tiene sobre este echo?
¿cuales sus fuentes?¿quiénes dicen lo contrario? un investigador no puede poner rumores o versiones que sean ciertas porque la mayoría las repita,en todo caso le haríamos un flaco favor a cierto sujeto que una ves dijo:"1 mentira repetida 1000 beses ,termina siendo una verdad" me refiero a las ultimas palabras de esta parte de este extracto de su nota su nota:
"Como era de esperar, la descarada manipulación mediática con la que el imperialismo ataca a los gobiernos de izquierda de nuestra región torció el sentido de las palabras de Chávez y de Fidel haciéndolos aparecer como cómplices de un gobierno que estaba (descargando metralla sobre su propio pueblo).(4)"
2).no soy estudiante universitario debe ser por eso que grandilocuencias no me atrapan,mas bien soy obrero,en lo económico por mis pocos recursos no me voy a meter le doy la razón por ahora.
vuelvo a la citas q son molestas pero necesarias :
"De ahí la gravedad de la situación actual, que exige transitar un estrechísimo sendero flanqueado por dos tremendos abismos: uno, el de hacerle el juego al imperialismo norteamericano y sus socios europeos y facilitar sus indisimulados planes de arrebatarle a los libios su petróleo; el otro, salir a respaldar un régimen que habiendo sido anticolonialista y de izquierda en sus orígenes -como lo fue, por ejemplo, el APRA en el Perú-"
Professor Boron, desculpe mudar de assunto, mas escrevi um pequeno texto a propósito do dia 8 de março, na verdade um artigo sobre as idéias do filósofo húngaro István Mészáros a respeito da íntima relação entre as lutas de classes e as lutas por emancipação feminina. Gostaria, se possível, de uma opinião sua sobre o artigo.
Saiu no site Carta Maior e no Diário Liberdade:
http://www.cartamaior.com.br/templates/analiseMostrar.cfm?coluna_id=4982
Com todo respeito e admiração,
Demetrio
Bravo, excelente artículo y posicionamiento. Kadafi es simplemente indefendible y determinados sectores de la izquierda estaban cayendo en la trampa del enemigo-de-mi-enemigo … con los terribles costes políticos y de imagen que esto supone.
Puedo hasta imaginarme su suspiro de satisfación al terminar de escribir este artículo. Repito, bravo don Atilio.
Excelente su artículo, Atilio, además de lúcido, diría que urgente ante la confusión y la pereza o simplificación que campea en ciertas izquierdas gubernamentales de América latina.
Una contribución para salir de la encerrona de las visiones conspirativas y maniqueas que tienden a ver como aliados y portavoces de los pueblos a cualquier líder o fuerza que circunstancialmente se oponga a los EEUU, en este caso el hasta ayer amigo Khadafi devenido súbitamente en enemigo del imperialismo. El gas y el petróleo de los libios hace tiempo está en manos del imperialismo europeo y del clan khadafi, gestor y garante de la "gobernabilidad de la provisión energética", a cambio de trono y participación en los negocios.
Lo saluda un ex alumno suyo de la carrera de Ciencias Políticas (Teoría Política I y II), Mariano, allá por fines de los '80.
Gracias por este exhaustivo análisis.
Lo felicito don Atilio, como siempre ha escrito un excelente artículo y que además echa por tierra las ahora muy de moda "teorías conspiranoicas", que por alguna extraña razón son usadas por una parte de la izquierda como atajo para no hacer análisis más profundos sobre las situaciones actuales, gracias a que esta clase de teorías y explicaciones son totalmente ad hoc y prácticamente siempre pueden ser modificadas "para que todo calce".
Su análisis es simplemente magnífico, sobre todo por los datos aportados poco conocidos sobre Libia y por la comparación con otros periodos revolucionarios en la historia.
Resulta preocupante el posicionamiento de la izquierda latinoamericana sobre Libia y en especialmente triste el apoyo dado por Nicaragua al régimen de Gadafi.
Saludos.