Chile: el original y la copia
enero 22, 2010
Chile: el original y la copia

Atilio A. Boron
Rebelión
22 Enero 2010

Para la Concertación el triunfo de la derecha (en realidad, de su variante más virulenta: la pinochetista) en las elecciones presidenciales chilenas podría considerarse como un ejemplo más de una “crónica de una muerte anunciada.” La progresiva asimilación del legado ideológico de la dictadura militar por los principales cuadros de la alianza democristiana-socialista hizo que la diferenciación entre la Concertación y los herederos políticos del régimen militar: Renovación Nacional (su ala “moderada”, si es que un “pinochetismo moderado” puede ser otra cosa que un oxímoron) y la Unión Demócrata Independiente, sus batallones más cavernícolas, fuera desvaneciéndose hasta tornarse imperceptibles para el electorado. Fernando Henrique Cardoso -mejor sociólogo que presidente- gustaba repetir a sus alumnos que “a la larga, los pueblos siempre van a preferir el original a la copia.” Y tenía razón. En este caso, el original era el pinochetismo y su heredero: Sebastián Piñera; la Concertación y su inverosímil candidato, la copia.

¿Constituye esto una injusta exageración? Para nada. Oigamos lo que decía Alejandro Foxley, quien entre 1990 y 1994 se desempeñó como Ministro de Hacienda del gobierno de Patricio Aylwin, ni bien inaugurada la “transición democrática”. En ese cargo Foxley se esmeró en preservar y profundizar el rumbo económico impreso por la dictadura. Senador por la Democracia Cristiana entre 1998 y 2006 y Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Michelle Bachelet entre el 2006 y el 2009, toda su actuación pública estuvo marcada por una incondicional sumisión a las orientaciones establecidas por Washington y sus representantes locales en Chile.

Este altísimo personero de la Concertación declaraba en Mayo de 2000 que “Pinochet realizó una transformación, sobre todo en la economía chilena, la más importante que ha habido en este siglo. Tuvo el mérito de anticiparse al proceso de globalización… Hay que reconocer su capacidad visionaria (para) abrir la economía al mundo, descentralizar, desregular, etc. Es una contribución histórica que va perdurar por muchas décadas en Chile… Además, ha pasado el test de lo que significa hacer historia, pues terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos para bien, no para mal. Eso es lo que yo creo, y eso sitúa a Pinochet en la historia de Chile en un alto lugar” [1]. ¡Pinochet visionario, Pinochet creador del Chile moderno, Pinochet cambiando a Chile, para bien! Los horrores del pinochetismo con su secuela de miles de muertos, desaparecidos, torturados, asesinados, las libertades conculcadas, el terrorismo de Estado y la violación sistemática de los derechos humanos: todo es mañosamente invisibilizado en la sofistería del tecnócrata “progresista”.

Con dirigencias que sostenían un discurso como éste (que muchos compartían si bien pocos se atrevían a manifestar con tanto descaro) y con políticos que, en muchos casos, fueron abiertamente golpistas y facilitadores del zarpazo que perpetraría Pinochet en 1973 (cosa que algunos parecen haber olvidado), ¿podía la Concertación ser creíble como una alternativa superadora del pinochetismo? En realidad, lo que habría que encontrar es la razón por la cual la ciudadanía chilena no se decidió mucho antes a sustituir la copia por el original.

Pero la continuidad entre el pinochetismo y sus sucesores “democráticos” no se verifica sólo en la admiración, abierta o vergonzante, por la obra y el legado histórico de Pinochet. También se demuestra en las políticas económicas “pro mercado” y “pro inversión” (y, por lo tanto, “antijusticia y antiequidad”) implementadas por la Concertación a lo largo de dos décadas y en el supersticioso respeto por la Constitución de 1980, una obra maestra del autoritarismo y formidable barrera contra cualquier pretensión seria de democratizar la vida política chilena. En sus treinta años de vida ese cuerpo constitucional sólo experimentó reformas marginales, la más importante de las cuales fue la reducción del mandato presidencial a cuatro años y la imposibilidad de una inmediata reelección. Pero la camisa de fuerza que esclerotizó un sistema partidario que en las elecciones del pasado domingo terminó de morir, el régimen binominal, permaneció incólume al igual que las escandalosas prerrogativas de unas fuerzas armadas que, aún hoy, distan mucho de estar supeditadas al poder civil [2]. Esa Constitución hace que Chile incurra en un exorbitante gasto militar, varias veces superior, por ejemplo, al de Venezuela, cuya cuantía desvela los sueños de la Secretaria de Estado Hillary Clinton.

Con el triunfo de Piñera el sistema partidario urdido por el régimen pinochetista fue herido de muerte. La implosión de la Concertación parece ser su destino inexorable, y con ello el fin de su espurio bipartidismo. Una parte importante de la democracia cristiana se acercará al nuevo gobierno mientras que otro sector procurará encontrar un difícil y poco promisorio camino propio. No muy diferentes son las perspectivas que enfrenta el socialismo chileno, escindido entre un sector mayoritario que se adhirió sin reservas al neoliberalismo y otro, muy minoritario, que aún conserva una cierta fidelidad al noble legado de Salvador Allende, que debe de estar revolcándose en su tumba al ver lo que hicieron sus supuestos herederos políticos. El futuro del PS no parece muy distinto del que tuvo en su momento el Partido Radical chileno, poderoso en los años treinta y cuarenta para luego languidecer hasta su completa irrelevancia. Veinte años de gobiernos “progresistas” no fueron suficientes para consolidar un bloque histórico alternativo, pero lograron unificar a una derecha que ahora se enseñorea de la vida política del país, completando exitosamente un tránsito desde el predominio económico-financiero -fomentado por las políticas económicas de sus predecesores en La Moneda- hacia la preeminencia política.

La supremacía derechista se verá facilitada por la descomposición del polo del “centro izquierda” y su atomización en varios partidos, ninguno de los cuales, al menos hoy, tendría condiciones de desafiar la hegemonía de la derecha. Queda por ver de qué forma reaccionará el heterogéneo espacio político que se encolumnó tras la candidatura de Marco Enríquez Ominami, cuyo desempeño en la primera vuelta electoral barrió con todos los pronósticos alcanzando un notable 21 por ciento de los votos, principalmente de los jóvenes. Un dato nada menor que habla con elocuencia de la frustración ciudadana es el desinterés por la política de los jóvenes: se calcula que unos tres millones y medio de ellos no se registraron para votar, desalentados por la despolitización que la Concertación promovía en la gestión de los asuntos públicos. De haberlo hecho, los resultados del pasado domingo bien podrían haber sido diferentes, pero esto ya es un ejercicio contrafactual que no viene al caso proseguir aquí. A guisa de ejemplo: en el rico distrito de Las Condes se registró para votar algo más del cincuenta por ciento de los jóvenes entre 18 y 19 años. En cambio, en la comuna obrera de La Pintana sólo 300 de los más de 8.000 jóvenes que allí viven hicieron lo propio, es decir, poco más del 3 por ciento. En resumen: Chile tiene un electorado envejecido, cada vez más conservador, con pocos jóvenes que, además, sobrerepresentan a los sectores más acomodados de la sociedad chilena [3].

La derrota de la Concertación pone de manifiesto los límites del llamado “progresismo”, una suerte de tercera vía que habiendo fracasado estruendosamente en Europa –sobre todo en el Reino Unido y Alemania- procuró, sin éxito, tener mejor suerte en América Latina. Lo que caracteriza a los gobiernos de ese signo político es su incondicional sometimiento a las fuerzas del mercado y la debilidad de su vocación reformista, carente de la osadía necesaria para traspasar las fronteras trazadas por el capitalismo neoliberal. Una de las claves para entender las desventuras electorales del centro izquierda en esta parte del mundo la ofrece la dispar fortuna que la separa de los gobiernos que emprendieron con decisión el camino de las reformas -sociales, económicas e institucionales- como Venezuela, Bolivia y Ecuador. Mientras que éstos parecen ser máquinas imparables de ganar elecciones por cifras abrumadoras, en Chile el progresismo ha sido derrotado al paso que en la Argentina y Brasil se enfrenta a la eventualidad de ser desalojado del poder en los próximos recambios presidenciales. Conclusión: si un gobierno quiere ser ratificado en las urnas el camino más seguro es avanzar sin dilaciones ni titubeos por el camino de las reformas y, de ese modo, cristalizar una base social de apoyo popular que le permita triunfar en las contiendas electorales. Quienes no estén dispuestos a seguir este curso de acción pavimentan con su claudicación el camino para la restauración de la derecha.

Una última consideración: la derrota de la Concertación gravitará y mucho en el escenario sudamericano. Las cosas se pondrán más difíciles para los gobiernos de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba; la ampliación del MERCOSUR con la plena incorporación de Venezuela sufrirá renovados tropiezos, si bien no de manera directa puesto que Chile no es miembro pleno de ese acuerdo; y con el triunfo de Piñera el bloque derechista controla, con la honrosa excepción del Ecuador, todo el flanco del Pacífico latinoamericano. Además, el “efecto demostración” del desenlace electoral chileno podría llegar a ejercer un cierto (y negativo) influjo sobre las elecciones presidenciales de octubre de 2010 en Brasil y las que tendrán lugar el año siguiente en Argentina, en ambos casos dando pábulos a los candidatos de la derecha.

Por otra parte, la belicista contraofensiva imperial de Estados Unidos (Cuarta Flota, bases militares en Colombia, golpe en Honduras, reconocimiento de las fraudulentas elecciones de ese país, etcétera) contará a partir de marzo con un nuevo aliado, liberado de cualquier compromiso, aunque sea retórico, con el proyecto emancipatorio latinoamericano. Hay que recordar que aún bajo los gobiernos “progres” de la Concertación el papel que éstos desempeñaron fue siempre el de un operador privilegiado de Washington en América del Sur . En la Cumbre de Mar del Plata que culminó con el naufragio del ALCA las voces cantantes a favor de ese acuerdo fueron las de Ricardo Lagos y Vicente Fox, bajo la complacida mirada de George W. Bush. Ahora esa tendencia “aislacionista” -y, en el fondo, antilatinoamericana- se acentuará aún más, revirtiendo una profunda vocación latinoamericana que Chile supo tener y que bajo la presidencia de Salvador Allende llegó a su apogeo. Pero ese país ha cambiado, “para bien” como lo recordaba el ex Canciller de la Concertación y hoy es el verdadero campeón del neoliberalismo, título ganado entre otras cosas mediante la firma de tratados bilaterales de libre comercio que regulan sus relaciones económicas con más de 70 países.

Desde la época de la dictadura militar el desdén de La Moneda por América Latina ha sido proverbial y continúa hasta el día de hoy. Una muestra rotunda de este desinterés la brinda el hecho de que Chile prefiere importar petróleo desde Nigeria antes que hacerlo desde Venezuela o llegar a un acuerdo con Bolivia. Hace apenas un par de días Sebastián Edwards, uno de los publicistas del neoliberalismo latinoamericano y seguramente futuro consultor del nuevo gobierno, ratificaba la vigencia de la doctrina pinochetista diciendo que “económicamente nuestro futuro está en el mundo y no en América Latina. Debemos dejar de compararnos con nuestros vecinos. América Latina es nuestra geografía; nuestras aspiraciones deben ser llegar a ser como los países de la OCDE” [4]. Por eso los necesarios procesos de integración supranacional actualmente en marcha en América Latina -desde el MERCOSUR hasta la UNASUR, pasando por el Banco del Sur y otras iniciativas semejantes que el imperio invariablemente se ha esmerado en postergar o desbaratar- no habrán de cobrar nuevos bríos con Piñera instalado en La Moneda.

Con Frei las cosas no hubieran sido muy diferentes, pero al menos éste tenía un vago compromiso con el electorado que en el caso de su contendiente no existe. Lo que hay detrás de Piñera, en cambio, es la rabiosa gritería de sus partidarios celebrando la victoria de su candidato con imágenes y bustos de Pinochet y cánticos exhortando a acabar de una buena vez con los “comunistas” infiltrados en el gobierno de la Concertación. Nada nuevo bajo el sol. La década no podía haber comenzado peor. Más que nunca en tiempos como estos adquiere vigencia, para quienes quieren cambiar un mundo que se ha vuelto insoportable y no solo insostenible, aquel sabio consejo de Gramsci: “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”.

________________________________________
[1] Cf. Cosas, 5 de Mayo del 2000. Reproducido en Marcos Roitman Rosenmann, Pensar América Latina. El Desarrollo de la sociología latinoamericana (Buenos Aires : CLACSO, 2008)
[2] Sobre el carácter eternamente inconcluso de las transiciones democráticas en América Latina remitimos al lector a nuestro Aristóteles en Macondo. Notas sobre el fetichismo democrático en América Latina (Córdoba: Ediciones Espartaco, 2009)
[3] Ver “ El espejismo del voto voluntario”, que Qué pasa?, http://www.quepasa.cl/articulo/19_1944_9_2.html
En ese mismo reporte se consigna que “los investigadores chilenos Alejandro Corvalán y Paulo Cox concluyen que la proporción de jóvenes chilenos del quintil más pobre, entre 18 y 19 años, que se inscribe en los registros electorales, es la mitad de la que lo hace en el quintil más rico.”
[4] Cf. El Mercurio, Martes 19 de Enero de 2010, p. B-14.

20 Comentarios

  1. cara menggugurkan kandungan
  2. Gege Dai
  3. Meiqing Xu
  4. Anónimo
  5. 小 Gg
  6. Zheng junxai5
  7. chenlina
  8. Jose Cuero

    Por undécima vez se demostró que los supuestos gobiernos de centro izquierda que llevan inpúdicamente el rótulo de "izquierda", y no hacen nada más que aplicar dogmáticamente la receta neoliberal solo sirven para abonar el terreno para el retorno de la derecha.

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  9. Oscar

    Este artículo es el típico análisis hecho desde un escritorio, con una perspectiva dogmática de extrema izquierda.

    El triunfo de Piñera es solamente una alternancia en el poder,propia de una democracia, y quienes eligieron esta opción, desean que el país crezca más rápidamente y mejoren varios parámetros sociales.

    No le interesa a la inmensa mayoría de los chilenos, copiar de modo alguno, las propuestas de Chávez y sus discípulos, ni siquiera a los que votaron por Frei, con la excepción de la extrema izquierda que es mujy minoritaria.

    Y en cuanto a los problemas qie agota Bolivia, el Presidente electo fue enfático en señalar que por ningún motivo habrá cesión o canje de territorio. Facilidades portuarias y de tránsito, perfecto, pero nada más.

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  10. Simon

    Profesor Boron: Quisiera hacer un comentario a su articulo.
    Podemos decir que en chile no se pudo dislumbrar una negacion de la negacion respecto del pragma de la concetacion. Mas alla que podemos discutir cuan poco de progresista fueron estos 20 años de Gobierno lo que veo es que ella misma implociono cuando frei fue elegido candidato a presidente por un acuerdo de cupulas.
    Lo que debieron lograr fue generar un estructura tal que pueda llevar auna renovacion de su dirigencia, que existan estamentos nuevos que profundicen su ideologia.
    La vieja diligencia de la concertacion son los interpretes de su dogma, el cual se quedo estancado en el tiempo. Fue algo casi vanguardista.
    Lo que demostro el considerable 3er lugar de marco enriquez ominami es que la juventud esta pidiendo su lugar en la politica de chile.
    Es un llamdo de atencion para la llamada "izquierda" chilena que tendria q haber leido mejor a Marx

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  11. Cristóbal Soto Calistro

    Estimado Atilio:

    Me gustaría aclarar algo. Cuando yo hablé de que la coalición de izquierda Juntos Podemos del año 2004 y la componían un conjunto de organizaciones, dejó de existir, gracias a que el PC y la IC negociaron con la Concertación por cuenta propia, olvidando que el Juntos Podemos en sus puntos fundacionales negaba cualquier acuerdo con la concertación y menos aun con la derecha. Fue por eso que las demás organizaciones (MIR especialmente) ya no están y han tratado de levantar algo propio, pero por la nefasta ley de partidos políticos en Chile es que no se puede hacer mucho en el plano electoral, claro está. Entonces han surgido otras organizaciones (Nueva Izquierda, G80, etc) que se le han unido después, que vienen de trasnoches comunistas o socialistas, incluso concertacionistas "arrepentidos" (Patético es el caso del Senador Navarro.

    Te quiero contar que ýo estudié en la UBA pero me tuve que volver a Chile antes de terminar, así que siempre me ha interesado la realidad argentina y bueno leeré más seguido tu blog, soy escritor, y bueno si tienes tiempo ahí visites el mío donde publico cuentos.
    Saludos

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  12. atilio

    Hola todas y todos: primero que nada, agradezco sus comentarios, independientemente que apoyen o critiquen mi visión sobre el tema.
    Más puntualmente:

    PC – Piñera ya declaró que no avanzaría para nada en la negociación con Bolivia y ni un centímetro de tierra sería cedida a Bolivia, bajo cualquier forma (fideicomiso compartido sin soberanía, etc.) No sorprende, pero no por eso deja de preocupar. Chile ganaría tanto como Bolivia resolviendo este tema.

    Gustavo – Probablemente tendré que hacer un comentario igual para mi país y para Brasil, pero eso no variaría un ápice mi crítica a tales desarrollos. En lo que hace al fracaso del marxismo como ideología, que muchos en la derecha dicen que está muerta, explíqueme por qué se empeñan tanto en difamar, criticar y perseguir a un muerto. ¿No será, como decía Hobbes, que el muerto no ha muerto?

    Estela- cuando dice "todo el mundo" está diciendo los grupos que controlan la circulación de ideas, valores y proyectos. Es decir, lo que se llama el poder mediático, que es una simple extensión del poder económico y financiero. ¿O vamos a creer que diarios como La Nación y el Clarín en la Argentina, o El Mercurio en Chile, sólo se interesan por informar a sus lectores. Son grandes grupos oligopólicos íntimamente vinculados a los grandes poderes económicos y financieros, y lo que transmiten y circulan es sólo aquello que favorece los intereses dominantes. Por eso el "modelo chileno" tuvo tanta circulación, ocultando el hecho de que aún se vive bajo la Constitución de Pinochet!!!, que no existe supremacía civil sobre las FFAA!!!, y que existe una "legislación antiterrorista" que la democrática Concertación ha aplicado en contra del pueblo Mapuche. Si esto es democracia …

    Pablo- coincido contigo, plenamente. Lo que caracteriza a nuestro gobierno es una estentórea retórica "progre" que, salvo en algunos casos muy puntuales como derechos humanos, hasta cierto punto, convive con un modelo económico que en sus rasgos centrales sigue siendo dependiente del Consenso de Washington.

    Cristóbal – Tienes razón. Lo que hizo el PC es imperdonable, aparte de suicida: subirse a un tren a punto de descarrilar. Ese partido y las otras organizaciones que señalas en algún momento tendrán que rendir cuenta ante el pueblo por su torpeza, o su mezquindad, o su capitulación. Tú eliges.

    Abrazos para todas y todos,

    Atilio

    Responder
  13. Cristóbal Soto Calistro

    Estimado Atilio:
    La visión de el escenario político-económico de Chile, que usted plantea en este artículo, es muy pocos compartida en mi país, Chile. Dejeme decirle que yo sí la comparto.

    Me gustaría comentarle el factor del PC en este proceso eleccionario. El Partido Comunista ha hecho una sucia maniobra de apoyo a Frei con tal de que la Concertación le ceda puestos en las candidaturas al parlamento, han logrado 3 diputados. Esto ha dejado a la izquierda sin proyecto propio real, ya que al PC le ha importado más llegar al parlamento que construir alternativa real al neoliberalismo. Siendo incluso capaz de desmantelar el mayor esfuerzo de unidad de la izquierda post dictadura, el Juntos Podemos del año 2004, en donde participaban además del PC, también el MIR, el Partido Humanista, Izquierda Cristiana,organizaciones sociales, etc. Realmente es penoso en que hasta sectores importantes de izquierda (PC,PH, IC, NI, etc) se han convertido en oxigenadores del neoliberalismo como lo fue el PS a principio de los noventa.

    Para terminar dejeme decirle que hoy he visto a través de Telesur el discurso de Evo Morales a propósito de la inauguración del nuevo Estado Plurinacional en Bolivia y francamente me ha quedado una gran amargura en la boca, es que siento que somos (los chilenos) un pueblo que habita en la sala de espera de la historia.
    Espero estar vivo para cuando llegue nuestro turno.

    Saludos

    Responder
  14. pablo

    Lo reflexionado en la nota es plenamente aplicable a Argentina que en sustancia persiste en el mantenimiento de un modelo que, no obstante los matices de este gobierno al mejor estilo "social- democrata europeo", mantiene los privilegios del statu quo y desconoce la necesidad emprender reormas profundas en pro de una sociedad mas justa…

    Responder
  15. Estela

    Todo el mundo loa la democracia y civilismo chileno en el cambio democrático. Ud. puede poner esto en perspectiva? Qué es lo que estamos admirando (o envidiando los argentinos) Gracias!

    Responder
  16. Gustavo

    Cómo sufren estos marxistas que jamás han sido capaces de mirar la histoia y darse cuenta que su idelogía siempre ha fracasado.

    Don Atilio, prepárese a hacer un comentario similiar para las próximas elecciones den Argentina, donde los millonarios del último minuto Kirchner le deberán entregar el poder a Macri o a algún similiar. Lo mismo tendrá que hacer para Brasil.

    Responder
  17. PC

    como siempre nos sorprendes con tus reflexiones, y este es de suma importancia sobre el futuro de los procesos de integracion en america latina.
    Un tema interesante a tener encuenta es como va a continuar Piñera los convenios y la política de acercamiento de Bachelet a Bolivia. Sumamente importantes en lograr recomponer unas relaciones entre paises limitrofes que quedo estancada desde la guerra del pacifico. ¿que pasara con el corredor al pacifico que se estaba negociando entre ambos paises?

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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