Mariátegui, de regreso.
agosto 4, 2009

La casa editorial Capital Intelectual acaba de publicar en Buenos Aires una muy cuidada edición de la fundamental obra de José Carlos Mariátegui: 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana. Tuve el honor de ser invitado a escribir un estudio preliminar a dicho libro, fundador del marxismo latinoamericano. A continuación, el texto preparado para esa ocasión. Los 7 ensayos de Mariátegui: hito fundacional del marxismo latinoamericano Atilio A. Boron Los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana son, sin dudas, el primer gran trabajo de investigación y teorización producido en el interior de la tradición marxista en América Latina y por un autor latinoamericano, lo que le ha conferido a Mariátegui justísima fama como uno de los mayores pensadores de Nuestra América a lo largo de todo el siglo xx. Los 7 ensayos son un texto que, pese a que fue escrito hace poco más de ochenta años, aporta un luminoso análisis de las grandes tendencias que marcaron la historia del Perú desde la Conquista, el Virreinato y la República, llegando con sus luces hasta finales de la década de 1920. Claro está que cuando Mariátegui habla sobre el Perú también lo está haciendo de Latinoamérica pues los problemas que con tanta agudeza examina su obra reaparecen, con algunas ligeras variaciones, en otros países de la región. Como si lo anterior fuera poco, el libro contiene además algunos pasajes que llaman poderosamente la atención por su asombrosa actualidad. Por añadidura, digamos además que en la Argentina –y, en general, en buena parte de América Latina– una obra tan importante como esta solo por excepción es conocida más allá de un reducido círculo de especialistas, pese a que tanto la intención de su autor como la claridad de su argumentación y la amenidad de su prosa la hacen particularmente apta para acceder a un público más amplio. Se trata, en suma, de un texto que por sus propios méritos Nota del autor: agradezco los atinados comentarios de Fernando Martínez Heredia a una primera versión de este estudio preliminar. 8 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO tiene bien ganado el título de «clásico» del pensamiento marxista, uno de los muy pocos producidos en esta parte del mundo.1 Esta breve nota introductoria tiene por objeto aportar algunos antecedentes sobre su autor y el contexto histórico en que produjo su obra, y subrayar algunos pasajes del texto que nos parecen particularmente relevantes, confiando en que estas breves reflexiones facilitarán una adecuada lectura del libro y la comprensión de sus tesis principales. El autor Mariátegui nace en Moquegua, al sur del Perú, en un hogar de la baja clase media el 14 de junio de 1895.2 Abandonada por su padre, el inmigrante vasco Francisco Javier Mariátegui Requejo, la familia emigra a Huacho, donde reside su rama materna. En esa localidad, y ya como estudiante en la escuela primaria, Mariátegui sufre un accidente en la escuela, por lo que es trasladado a Lima e internado en la Maison de Santé. Ese duro golpe en la rodilla izquierda le causará no solo una extensa convalecencia de cuatro años en Lima sino también una per- 1. Cabría agregar, a riesgo de distraer al lector o la lectora de este libro, que junto a Mariátegui podría también colocarse la figura de otro gigante del pensamiento marxista: nos referimos al cubano Julio Antonio Mella (1903-1929), fundador del Partido Comunista Cubano y, pese a su corta existencia, autor de numerosos escritos que todavía están esperando una completa recopilación. El rescate de esta obra es una de las grandes asignaturas pendientes de las organizaciones de izquierda en América Latina. En Cuba se publicó, tiempo atrás, una antología con sus principales escritos que se encuentra agotada hace ya muchos años. 2. En una especie de corta autobiografía que enviara al escritor Enrique Espinoza, director de la revista La Vida Literaria, de Buenos Aires, y que se incluye en el presente volumen (ver p. 331), Mariátegui dice haber nacido en 1895. Sus biógrafos, en cambio, dicen que lo hizo un año antes, en 1894. Así lo confirma Guillermo Rouillon, habiendo descubierto el acta de su nacimiento. Cf. Rubén Jiménez Ricárdez en su «Prólogo» a Obra política de José Carlos Mariátegui. Prólogo, selección y notas de Rubén Jiménez Ricárdez, México, Ediciones ERA, 1979, p. 18. Dos detalles anecdóticos: uno, la coincidencia de la fecha de nacimiento de Mariátegui y del Che Guevara; dos, en el caso del nacimiento del Che también hay una incógnita, no se trata del año de nacimiento, como en Mariátegui, sino del mes. Algunos biógrafos han aceptado como buena la explicación ofrecida por la madre del Che, Celia de la Serna, de que estando ya embarazada al momento de su casamiento y siendo la verdadera fecha de nacimiento de su hijo el 14 de mayo, la partida de nacimiento fue fechada un mes más tarde para evitar el escándalo. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 9 manente minusvalía física y, ya de adulto, la amputación de esa pierna y, finalmente, su muerte cuando aún no había cumplido los 36 años de edad. Producto de su internación hospitalaria no puede continuar sus estudios en la escuela primaria, por lo que su formación fue, como él mismo lo declara, completamente autodidáctica.3 Desde finales de 1919 hasta mediados de 1923 –nos dice en esa breve noticia sobre su vida– viajó por Europa, adonde había llegado gracias a una forma disimulada de deportación: una beca, otorgada por el gobierno de Augusto Leguía, deseoso de sacarse de encima a un joven y promisorio periodista que, por entonces, había fundado el diario La Razón desde donde criticaba al gobierno, apoyaba la reforma universitaria y las luchas obreras al punto tal de convertirse en el portavoz de la Federación Obrera Regional Peruana. De su periplo europeo nos dice Mariátegui que «…viajé por Europa. Residí más de dos años en Italia, donde desposé una mujer y algunas ideas. Anduve por Francia, Alemania, Austria y otros países. Mi mujer y mi hijo me impidieron llegar a Rusia. Desde Europa me concerté con algunos peruanos para la acción socialista. Mis artículos de esa época señalan estas estaciones de mi orientación socialista. A mi vuelta al Perú, en 1923, en reportajes, conferencias en la Federación de Estudiantes, en la Universidad Popular, artículos, etc., expliqué la situación europea e inicié mi trabajo de investigación de la realidad nacional, conforme al método marxista. En 1924 estuve, como ya lo he contado, a punto de perder la vida. Perdí una pierna y me quedé muy delicado. Habría seguramente ya curado del todo con una existencia reposada. Pero ni mi pobreza ni mi inquietud espiritual me lo consienten». Este período europeo fue decisivo en la formación ideológica y teórica del joven peruano. Adolfo Sánchez Vázquez observó con razón que hay tres etapas muy claramente delimitadas en la vida pública de 3. Dice textualmente en su nota autobiográfica: «Me olvidaba: soy un autodidacto. Me matriculé una vez en letras en Lima, pero con el solo interés de seguir el curso de latín de un agustino erudito. Y en Europa frecuenté algunos cursos libremente, pero sin decidirme nunca a perder mi carácter extra-universitario y, tal vez, si hasta anti-universitario». 10 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO Mariátegui.4 Una primera, que transcurre entre 1911 y 1919, con nuestro autor contando entre los 17 y 26 años y concentrado en sus labores periodísticas. Son años en que las primeras movilizaciones obreras y la Reforma Universitaria lo apartan de sus intereses literarios y estéticos y lo impulsan irresistiblemente hacia la política y hacia posturas antioligárquicas. El segundo período es, precisamente, el que se escenifica en Europa. Allí es testigo, en Italia, de una coyuntura extraordinariamente virulenta de la lucha de clases: las convulsiones producidas por la desarticulación económica y social propias del fin de la guerra, las promesas incumplidas de los gobiernos y la reacción de obreros y campesinos, la ocupación de fábricas en Turín, la fundación del Partido Comunista Italiano (PCI) –consumada en el Congreso de Livorno de 1921, al cual asistió como corresponsal– y sus contactos con dos jóvenes figuras del PCI: Antonio Gramsci y Umberto Terracini, gracias a los cuales adquirió un conocimiento muy exhaustivo de la Revolución Rusa y la Tercera Internacional, algo imposible de obtener en su Perú natal. Es también consternado testigo del nacimiento y consolidación del fascismo, y su irresistible ascenso hacia la toma del poder en 1922. El tercer período encuentra a Mariátegui llegando de regreso al Perú en marzo de 1923 y ya por entonces convertido en un socialista marxista. Son sus años maduros, en los que desarrolla una intensa actividad teórica y práctica a la vez; pero también son los del agravamiento de su dolencia que lo lleva, en 1924, a tener que sufrir la amputación de su pierna izquierda y, poco después, a padecer de una casi total inmovilidad física. Ni bien llega al Perú toma contacto con Víctor Raúl Haya de la Torre, el futuro fundador del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana). Cuando este debe marcharse al exilio, en octubre de 1923, le cede la dirección de la revista Claridad. Durante unos pocos años transitaron juntos por los senderos de la política peruana. Luego, la progresiva radicalización del pensamiento y la acción de Mariátegui y la simétrica capitulación del autor de El antiimperialismo y el APRA hasta finalizar confinado en los límites de un inofensivo populismo retórico privado de todo filo (no digamos revolucionario sino ni siquiera reformista), llevaron al prime- 4. Cf. su De Marx al marxismo en América Latina, México, Ediciones Ítaca, 1999, pp. 150-151. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 11 ro a romper en 1928 con Haya de la Torre, a fundar el Partido Socialista Peruano (PSP) y a acercarse a la Tercera Internacional.5 Debido al empeoramiento de su salud no puede asistir a la Primera Conferencia de Partidos Comunistas Latinoamericanos, reunida en Buenos Aires en junio de 1929, dando cumplimiento a una directiva emanada del VI Congreso de la Internacional Comunista (IC) que había sesionado en Moscú en el año 1928. Imposibilitado de viajar, nombra como delegados al obrero Julio Portocarrero y al joven médico Hugo Pesce, quienes tienen una destacada actuación en dicho cónclave defendiendo las heterodoxas posturas de Mariátegui.6 Al año siguiente funda la Confederación General de Trabajadores del Perú. Muere el 16 de abril de 1930, debido a las complicaciones surgidas por la amputación de su pierna. Estos últimos siete años constituyen, de lejos, el período donde el pensamiento creador de Mariátegui se despliega con toda su fuerza y donde se encuentran sus aportes más sugerentes y fecundos, que le valieron ser considerado, según lo recuerda Sánchez Vázquez, como «el primer marxista de América Latina» y, también, como «el Gramsci de América Latina». Primer teórico marxista no solo por su ubicación en la línea cronológica sino probablemente también (aunque aquí habría espacio para una amigable controversia) en relación con los marxistas que le sucedieron.7 Y un verdadero gramsciano latinoamericano 5. De hecho, el PSP se convierte, a la muerte de Mariátegui, en el Partido Comunista del Perú. En cuanto al APRA, vale sentenciar que su parábola descendente adquiere rasgos escandalosos en nuestros días con la completa capitulación de su ideario original a manos del actual presidente del Perú, el aprista Alan García. Nada queda del antiimperialismo propuesto por Haya de la Torre en la etapa fundacional del aprismo: su sucesor se ha plegado sin beneficio de inventario al imperialismo norteamericano, convirtiéndose en un gran impulsor de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y en un pertinaz propagandista del imperio, al punto tal que en los últimos tiempos ha merecido los encendidos elogios de Mario Vargas Llosa por su oportuna conversión al «realismo» capitalista. 6. Dos décadas después Hugo Pesce tendría oportunidad de desempeñar un papel de gran importancia, si bien indirecto, en la historia contemporánea de América Latina: fue quien en su residencia de Lima alojó a un joven médico argentino, Ernesto Guevara de la Serna. Pesce sostuvo largas conversaciones con quien luego sería el Che, le facilitó libros socialistas y marxistas y el contacto para viajar, poco después, al leprosario de la selva amazónica, experiencia práctica fundamental en la conformación ideológica del Che. 7. Una controversia que podría suscitarse, por ejemplo, si se lo comparara con las aportaciones del Che Guevara o Fidel Castro, para circunscribirnos tan solo al caso de grandes dirigentes 12 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO porque, entre muchos otros parecidos, su obra corrió la misma suerte que la del italiano: fue repudiada en su época por los mandarines de la Tercera Internacional y por la dirigencia de los partidos comunistas hasta que el paso del tiempo le hizo justicia y se produjo su justa reparación. Pero esto lo veremos en la sección siguiente.8 El contexto histórico Al igual que los célebres Cuadernos de la cárcel de Antonio Gramsci, el infortunio editorial de Mariátegui hizo que solo tardíamente el marxismo latinoamericano pudiera nutrirse con el pensamiento del peruano. Es que su obra se despliega en los años posteriores a la muerte de Lenin, cuando la Tercera Internacional acentúa su sectarismo y su dogmatismo bajo la fórmula del «marxismo-leninismo» ad usum Stalin. En ese contexto las heterodoxas ideas de Mariátegui cayeron rápidamente en desgracia. El VI Congreso de la Internacional Comunista, celebrado en 1928, consagró el predominio indiscutido del estalinismo, la derrota del trotskismo y la sumisión incondicional de todos los partidos comunistas del mundo al nuevo «Vaticano» con sede en el Kremlin y cuya palabra era tan infalible como indiscutibles eran las directivas estratégicas, las tácticas y las políticas de alianzas que debían aplicar los «destacamentos nacionales» subordinados al «estado mayor general» radicado en Moscú. Todo esto remitía, por supuesto, a una concepción teórica donde el marxismo se había convertido en una suerte de «religión oficial» del Es políticos. Jiménez Ricárdez lo caracteriza como «el más lúcido de los fundadores del marxismo en América Latina» que se nutre del pensamiento democrático radical y antiimperialista de Martí, del anarquismo y del socialismo «reformista y demócrata», no marxista, que hizo pie en nuestra región hacia finales del siglo xix y que encontró en Juan B. Justo al primer traductor de El Capital. Pero aclara que Mariátegui se «entronca con esas corrientes (pero) lo hace en actitud polémica y crítica». Jiménez Ricárdez, op. cit., p. 9. Agregaríamos, una vez más, la figura deslumbrante de Julio Antonio Mella en este grupo de grandes pensadores y dirigentes marxistas de América Latina. 8. Sobre esta doble primacía de Mariátegui y sus semejanzas con la obra de Antonio Gramsci, ver Sánchez Vázquez, De Marx al marxismo en América Latina, op. cit., p. 147. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 13 tado soviético y, como tal, completamente supeditado a las prioridades y a la «razón de Estado» de la URSS. En un texto tan breve como luminoso, Fernando Martínez Heredia describió esta situación planteando, por un lado, el florecimiento de los debates en el interior de la tradición marxista a partir de la Revolución Rusa y la posterior derrota de la revolución en Occidente a comienzo de la década de 1920; por el otro, la «paradoja trágica» resultante de la incongruencia entre esa notable ebullición de ideas, estudios y diagnósticos producidos por los marxistas de la época y la creciente subordinación a las orientaciones políticas, ideológicas y teóricas emanadas desde el comando central instalado en el Kremlin de quienes actuaban en el campo de la izquierda. Esto se tradujo en el sofocamiento de toda la discusión, la «dogmatización de las ideas y las instituciones comunistas» y la supresión de la riquísima diversidad histórica, estructural y cultural de los pueblos que luchaban por acabar con el capitalismo.9 El resultado fue la sustitución del marxismo como «análisis concreto de la realidad concreta» como, fiel al legado de Marx y Engels, lo exigía Lenin, por una metafísica social, una filosofía de la historia aplicada urbi et orbi y de la cual solo se podían extraer erróneos diagnósticos, erróneas concepciones estratégicas y promover erróneas tácticas de luchas que fatalmente conducirían a una catastrófica derrota de las fuerzas populares, cosa que efectivamente ocurrió no solo en América Latina sino también en Europa Occidental. No hacía falta esperar a la implosión de la Unión Soviética para corroborar hasta dónde se podía retroceder cuando se pretendía hacer política dándole la espalda a la realidad nacional y mirándola utilizando como espejo retrovisor la vulgata estalinista. Si para Lenin el marxismo «no es un dogma sino una guía para la acción», Mariátegui adopta la misma actitud cuando dice que «es un método fundamentalmente dialéctico… que se apoya íntegramente en la realidad, en los hechos. No es, como algunos erróneamente suponen, un 9. Cf. «Problemas de la historia del pensamiento marxista: los tiempos de Mariátegui», en Mariátegui, La Habana, Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana «Juan Marinello», 2002, pp. 254-255. 14 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y todas las latitudes sociales».10 No sorprende pues comprobar que para el sectario monolitismo de la Tercera Internacional el marxismo de Gramsci, con su revalorización del papel desempeñado por los factores superestructurales y su tenaz rechazo al determinismo económico y el «fatalismo pseudorevolucionario », constituía una insoportable herejía. El mismo destino le cupo al autor de los 7 ensayos, fulminado desde un principio por apartarse de la línea oficial establecida en la IC y que consagraba, de manera absoluta y universal, al proletariado industrial como la vanguardia del proceso revolucionario, algo que para un espíritu sociológico tan refinado como el de Mariátegui constituía un mayúsculo disparate en un país que, por entonces, apenas si contaba con un puñado de obreros sumergidos en un océano de indígenas y campesinos que conformaban la abrumadora mayoría del universo popular.11 La misma idea de una «revolución democrático-burguesa», machaconamente promovida por la IC, le parecía a nuestro autor una peligrosa ficción puesto que, como lo deja planteado en negro sobre blanco en «Punto de vista antiimperialista», la única revolución posible en América Latina era «pura y simplemente la revolución socialista» debido a 10. Cf. su «Carta al Segundo Congreso Obrero de Lima», de 1927. Conviene tomar nota de esta recuperación de la dialéctica toda vez que en nuestro tiempo prolifera una literatura donde esta perspectiva epistemológica es ridiculizada y arrojada al desván de los trastos viejos. Rosa Luxemburgo advirtió en su tiempo que la dialéctica constituye un formidable instrumento intelectual de emancipación obrera porque devela los secretos de la vida social que la lógica tradicional oculta con eficacia. Un ataque feroz contra la dialéctica se encuentra en la obra de Michael Hardt y Antonio Negri: Imperio, Buenos Aires, Paidós, 2002. Para una crítica de este libro ver nuestro Imperio & Imperialismo: una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri, Buenos Aires, CLACSO, 2002. 11. Según uno de los más importantes estudiosos de la obra de Mariátegui, en la época en que este desarrollaba sus tesis principales sobre la realidad peruana la clase obrera industrial estaba constituida por 58.000 trabajadores, a los que se podrían sumar 28.000 mineros, siendo estos mayoritariamente indígenas. Estos datos corresponden a informes estadísticos oficiales de 1927, momento en que la población del Perú llegaba a unos seis millones de personas. Cf. Robert Paris, «El evangelio del socialismo peruano», estudio introductorio a la edición en lengua italiana de los 7 ensayos publicada por la casa editorial Einaudi. Reproducido en lengua española por 7 ensayos, 80 años, Lima, Librería Editorial Minerva, 2008, p. 14. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 15 que «ni la burguesía ni la pequeña burguesía en el poder pueden hacer una política antiimperialista», y el imperialismo controla, por la vía de sus empréstitos, inversiones y el comercio exterior a las economías latinoamericanas. 12 Como en tantos otros temas la historia confirmó la certeza del pronóstico mariateguiano. La vigorosa recreación del marxismo en manos del peruano le valió su excomunión de la iglesia estalinista. No se había enfriado todavía su cadáver cuando la IC comenzó a lanzar un feroz ataque sobre sus ideas. El Partido Socialista Peruano fue disuelto y resucitado en 1930 como Partido Comunista del Perú, total e incondicionalmente alineado con la ortodoxia de Moscú y a cuyo frente se instaló la siniestra figura de Eudocio Ravines, quien algunos años más tarde sería cooptado por la CIA, convirtiéndose en un furioso anticomunista profesional. Señala Martínez Heredia que en los «dos años siguientes, aunque Mariátegui fue calificado por documentos de la IC como ‘uno de los precursores de nuestro movimiento’, se aclaraba, en un alarde de hipocresía y mala fe, que su trayectoria hacia el marxismo-leninismo había sido ‘parcial, debido a su muerte prematura’». Según los nuevos inquisidores, Mariátegui se equivocó en todas las cuestiones fundamentales del movimiento comunista internacional: el papel de la clase obrera en la revolución democrático-burguesa, la cuestión in- 12. Documento presentado por la delegación peruana a la Primera Conferencia de Partidos Comunistas Latinoamericanos, reunida en Buenos Aires en junio de 1929. Ya en el prólogo a Tempestad en los Andes, de Luis Eduardo Valcárcel, Mariátegui decía que «en el Perú… no ha existido nunca una burguesía progresista, con sentido nacional, que se profese liberal y democrática y que inspire su política en los postulados de su doctrina». Esta cita la incorpora Mariátegui al iniciar su segundo ensayo, sobre el problema del indio (ver p. 55 del presente volumen). Y más adelante, en el cuerpo del texto, dice «en el Perú no hemos tenido en cien años de república, una verdadera clase burguesa, una verdadera clase capitalista» (p. 68 de este volumen). Estas ideas influenciaron decisivamente la concepción del Che Guevara sobre lo que él denominaba «burguesías autóctonas», precisamente para subrayar con ese calificativo su diferencia con las burguesías nacionales de los capitalismos desarrollados. Es razonable suponer que algunas de las conversaciones sostenidas con Pesce durante la estancia limeña del Che versaron sobre este tema. Sobre las reacciones ante las tesis de Mariátegui en la Conferencia de Buenos Aires, ver Daniel Kersffeld, La recepción del marxismo en América Latina y su influencia en las ideas de integración continental: el caso de la Liga Antiimperialista de las Américas, Ciudad de México, Doctorado en Estudios Latinoamericanos/UNAM, 2008, inédito, pp. 333-339. 16 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO dígena, los temas de la organización, el imperialismo y el carácter de la revolución.13 Descalificado de este modo por el «estado mayor» del movimiento revolucionario mundial, el mariateguismo pasó rápidamente a ser una abominable «desviación ideológica» a la que se debía combatir sin tregua. Durante treinta años la obra de quien hoy es reconocido como el primer teórico marxista de América Latina fue relegada al olvido y condenada al ostracismo por los «intérpretes oficiales» del marxismo-leninismo y sus sirvientes.14 Habrían de ser los hijos de Mariátegui quienes, a partir de 1959, se lanzaran a la tarea de publicar sus obras completas en el Perú.15 Según José Aricó, durante esas tres décadas ningún partido comunista latinoamericano publicó los 7 ensayos. Habría de ser «mérito de los comunistas cubanos» –dice este autor– «luego de la revolución, haber roto este cordón sanitario» impuesto en torno a esa obra.16 En 1963 Casa 13. Fernando Martínez Heredia, «Problemas de la historia…» op. cit., pp. 255-256. 14. Uno de los más despiadados críticos de Mariátegui fue el soviético V. M. Miroshevski, en su artículo «El populismo en el Perú. Papel de Mariátegui en la historia del pensamiento social latinoamericano», publicado en Moscú en 1941 y reproducido en la revista Dialéctica, de La Habana, al año siguiente. Ese material fue el «texto canónico» con el cual se persiguió la herencia teórica y práctica de Mariátegui en América Latina. Era la pelea de un pigmeo burocrático luchando contra un gigante. ¿Quién se acuerda hoy de Miroshevski y sus infamias? 15. Publicados los 7 ensayos en Lima por primera vez por la Editorial Amauta en octubre de 1928, una segunda edición del libro apenas vería la luz pública en 1943. Recién en 1955 se publica por vez primera en el extranjero: lo hace la editorial de la Universidad de Chile, pero su circulación fue apenas local. El gran salto se pega cuando Casa de las Américas lo publica en 1963. Ese mismo año se publica una edición en ruso, en Moscú, y en los fragores del 1968 no por casualidad la casa editorial François Maspero publica una edición francesa en París. En 1969 el libro llega a México, en 1970 lo publica en Montevideo la Editorial Marcha, dirigida por ese entrañable latinoamericano que fuera don Carlos Quijano. Al año siguiente una editorial académica estadounidense, la University of Texas Press, lo publica en Austin, Texas. En 1972 lo hace la casa Giulio Einaudi Editori, de Torino, Italia, una editorial comercial que publicó lo que las varias casas editoras del PCI no se atrevieron a publicar. En 1975, finalmente, el libro llega al Brasil, publicado por la Editora Alfa-Omega. 16. Cf. José Aricó (compilador), Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano, México, Cuadernos de Pasado y Presente, Nº 60, 1980. La introducción de Aricó a esta selección de textos de Mariátegui constituye uno de los primeros y más enjundiosos estudios sobre el pensamiento del peruano y podría decirse que inaugura una corriente de investigación que no ha cesado de crecer hasta el día de hoy. Véase también Oscar Terán, Discutir Mariátegui, Puebla, Editorial de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 17 de las Américas reeditó los 7 ensayos y a partir de entonces, gracias al nuevo clima político e intelectual que instaló en la región el triunfo y la consolidación de la Revolución Cubana, este texto ejemplar se reintegró plenamente, enriqueciéndolos, a los debates de las fuerzas sociales y partidos revolucionarios de nuestro continente.17 El libro Como el mismo Mariátegui lo aclara en la «Advertencia» con que da inicio al texto, el libro reúne «organizados y anotados en siete ensayos, los escritos que he publicado en dos revistas, Mundial y Amauta, sobre algunos aspectos sustantivos de la realidad peruana». Dice en esa misma nota que «no es éste, pues, un libro orgánico. Mejor así».18 Y así ha sido porque Mariátegui no era un profesor sino un militante que luchaba por construir una alternativa socialista para el Perú. Pero para ser viable este proyecto requería una base firme de conocimientos sobre la realidad peruana, es decir, una cartografía social y económica que la hiciera conocer con todo detalle para, a partir de allí, elaborar las estrategias y tácticas de lucha más adecuadas para la construcción de dicha alternativa. Este realismo político hizo que Mariátegui fuese también un brillante investigador y un teórico de primer nivel, convencido de que para cambiar al mundo, y no solo contemplarlo, había que conocerlo muy bien. Y para ello nada me- 1985. Un estudio más reciente es el de Fernanda Beigel, El itinerario y la brújula. El vanguardismo estético-político de José Carlos Mariátegui, Buenos Aires, Biblos, 2003. 17. Sobre las polémicas surgidas en relación a las tesis de Mariátegui remitimos al lector, aparte de a la recopilación ya señalada de José Aricó, al texto de Néstor Kohan, De Ingenieros al Che. Ensayos sobre el marxismo latinoamericano, Buenos Aires, Biblos, 2000, pp. 95-111, que ofrece una excelente visión panorámica sobre las vicisitudes del pensamiento marxista en América Latina. 18. Los «libros» de Mariátegui son compilaciones de sus notas y artículos, al igual que aconteciera con la obra de Antonio Gramsci. En vida del autor se publicaron dos de estas compilaciones: La escena contemporánea, en 1925, y los 7 ensayos, cuya primera edición data de 1928. Todo el resto de su obra fue compilada post mortem, y estuvo a cargo de sus hijos, sobre todo de Sandro Mariátegui Chiappe. 18 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO jor que apelar al instrumental teórico y metodológico del marxismo y producir, como observa Sánchez Vázquez, «el encuentro entre el marxismo y la realidad nacional».19 Resumiendo: el mandato para «cambiar al mundo» que de modo tan contundente planteara Marx en la onceava tesis sobre Feuerbach es inseparable de otro, que nos exige «conocer al mundo» hasta en sus menores detalles. Si esta premisa no se cumple los proyectos de transformación social naufragan en las aguas del romanticismo pseudo-revolucionario, el idealismo o las ingenuas fantasías que con frecuencia difunde la prensa imperialista y que, poco después, culminan arrojando a los desilusionados revolucionarios a los manuales de autoayuda o, como ha ocurrido en no pocos casos, a militar activamente al servicio de la reacción. Es precisamente por esta necesidad de conocer profundamente lo que se ha de cambiar que Marx y Engels fueron también notables analistas sociales y económicos del capitalismo de su época. Y es seguramente a causa de ello que el joven Lenin escribió su Desarrollo del capitalismo en Rusia, y que Gramsci realizó sus medulares estudios sobre la formación de la sociedad italiana. Entre nosotros, latinoamericanos, el discurso de Fidel Castro en el Juicio del Moncada, «La historia me absolverá», contiene un notable análisis sociológico y económico de la Cuba neocolonial. Los 7 ensayos, por lo tanto, se inscriben en esta venerable tradición del pensamiento y la acción marxistas. Conocer para transformar, porque, conviene recordarlo, la ignorancia siempre es conservadora. Se trata, pues, de ensayos escritos al calor de las urgencias de la coyuntura. Su hilo conductor es la política, no el debate académico. Y, agrega nuestro autor, que ninguno de esos ensayos de interpretación está acabado: «no lo estarán mientras yo viva y piense y tenga algo que añadir a lo por mí escrito, vivido y pensado». Y son ensayos que tienen como propósito «concurrir a la creación del socialismo peruano». No hay neutralidad alguna en su diagnóstico, y no pretende ser imparcial ante el espectáculo que ofrece una sociedad tremendamente injusta, racista y opresora. Dice, para que no quede la 19. Sánchez Vázquez, op. cit., p. 161. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 19 menor sombra de duda, que «estoy lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario».20 Una última observación antes de pasar al texto propiamente dicho. En su advertencia Mariátegui aborda tempranamente un tema que más de medio siglo después habría de adquirir un carácter central en el debate de las ciencias sociales: la cuestión del «eurocentrismo». Dice textualmente que «No faltan quienes me suponen un europeizante, ajeno a los hechos y a las cuestiones de mi país. Que mi obra se encargue de justificarme, contra esa barata e interesada conjetura. He hecho en Europa mi mejor aprendizaje. Y creo que no hay salvación para Indoamérica sin la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales ». Afirmación tan taxativa como controversial, que resuena como un cañonazo en la discusión actual sobre la crisis de las ciencias sociales y el papel presuntamente negativo jugado por el «eurocentrismo» al postular como categorías universales de pensamiento y de intelección lo que serían apenas meras formas particulares de desenvolvimiento de la historia europea. Pero si era un tremendo error la insistencia de la Internacional Comunista en hacer del marxismo una filosofía materialista de la historia que identificaba las leyes universales de movimiento que conducirían a la revolución en todos los países, no menos grave es el equívoco –alentado por ciertas versiones de la crítica a la colonialidad del saber eurocéntrico– que remata en el abandono sin más del marxismo por ser este una teoría elaborada en Europa, por un blanco, varón y heterosexual para más señas, lo que desembocaría en una incorregible incapacidad para percibir e interpretar las particularidades de las formaciones sociales de la periferia y la enorme diversidad y pluralidad de sujetos e identidades sociales del capitalismo contemporá- 20. Franqueza que contrasta, por ejemplo, con la de Max Weber que, mientras proponía el canon de la «neutralidad valorativa» para las ciencias sociales, era el primero en violar cada una de sus reglas tanto en la elaboración de sus conceptos teóricos como en sus –por otra parte notables– análisis empíricos. Sería largo intentar un tratamiento de este tema en este lugar. Una buena discusión la ofrece György Lukács en El asalto a la razón, Barcelona, Grijalbo, 1976. El inocultable desdén por la academia y la vida universitaria reflejan, en Mariátegui, la decepción que le produjo constatar el fracaso de la Reforma Universitaria en el Perú, tema que es motivo de su análisis en uno de los capítulos de este libro. 20 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO neo.21 Mariátegui adopta una postura muy interesante porque si bien rechaza una visión como la que propugna la IC, es muy consciente de que no se puede arrojar por la borda toda la herencia teórica europea. Entre otras razones porque para un «marxista convicto y confeso», como se autodefinía, esto hubiera equivalido a castrarse teóricamente y renunciar a la cumbre del pensamiento crítico representado por la obra de Marx y sus continuadores.22 Los 7 ensayos son la mejor prueba de que es posible realizar un notable análisis marxista sin caer en ninguna de las dos posturas polares arriba señaladas.23 El libro comienza con tres capítulos esenciales, donde se trazan las grandes líneas de toda la argumentación mariateguiana: un análisis inicial que presenta un esquema de la evolución económica del Perú; un segundo capítulo, más corto, referido al «problema del indio»; y un tercero relativo a la cuestión agraria, donde se entrelazan buena parte de las anteriores observaciones. Le siguen tres capítulos dedicados a la 21. Se cuenta que cuando a Victorio Codovilla, por largos años secretario general del PC argentino y responsable de la IC para América Latina, se le preguntó sobre el libro de Mariátegui respondió: «¿Qué es eso de ‘ensayo’? Los comunistas no ensayan, aciertan. ¿Y eso de ‘realidad peruana’? Lo que importa son las leyes de la historia». Cf. Martínez Heredia, en Mariátegui, op. cit. p. 77. La amplia polémica sobre la «colonialidad» del saber y el eurocentrismo puede seguirse en Edgardo Lander (compilador), La colonialidad del saber, Buenos Aires, CLACSO, 2000, que reúne trabajos de Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Enrique Dussel y otros sobre este tema. Sobre el particular, si bien con una perspectiva diferente, véase Roberto Fernández Retamar, Pensamiento de Nuestra América. Autorre- flexiones y propuestas, Buenos Aires, CLACSO, 2006, capítulos 5 al 8. 22. Esa autocalificación la realiza en el capítulo 3, en la p. 78 de este volumen. 23. Sobre este tema ver la interesante reflexión de Michel Löwy, quien identifica dos actitudes polares en relación con la interpretación de los procesos socioeconómicos y políticos de América Latina: por un parte, el exotismo, que absolutiza la irreductible especificidad de nuestros países en todas sus diversas expresiones y que, por lo tanto, hace estallar cualquier marco teórico originado fuera de la región; por la otra, el europeísmo, que exalta la experiencia europea como la única trayectoria posible para todos los pueblos del mundo. Los populismos latinoamericanos, en sus distintas variantes, desde el APRA hasta el peronismo, con su doctrina de la «Tercera Posición», son ejemplos de lo primero; la ortodoxia de los partidos comunistas bajo la hegemonía del estalinismo ilustran lo segundo. Cf. Michel Löwy (compilador), El marxismo en América Latina, México, Ediciones ERA, 1982. Una interesante discusión sobre este punto se encuentra en Miguel Mazzeo, Volver a Mariátegui, Olivos, Centro de Estudios Universitarios José C. Mariátegui, 1995, capítuo 1, y en Néstor Kohan, op. cit., pp. 97-100. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 21 educación, el «factor religioso» y la problemática del regionalismo, el federalismo y el centralismo, para rematar con un extenso ensayo, el más largo de la obra, sobre el tema de la literatura, claramente inspirado en los escritos gramscianos reunidos en Literatura y vida nacional, y en el cual nuestro autor examina las distintas formas de autoconocimiento de la sociedad peruana. Obra inconclusa y en permanente recreación, decía su autor en la «Advertencia», porque a pesar de haber pensado en incluir en este libro «un ensayo sobre la evolución política e ideológica del Perú», el tamaño del libro ya le parecía excesivo y sentía que la problemática política requería un desarrollo que solo podía producirse en un libro aparte. No obstante, las referencias a la política se encuentran a lo largo de todo el libro, inextricablemente unidas al tratamiento de los temas particulares abordados en cada ensayo.24 Quisiéramos cerrar este prólogo señalando algunos pasajes que llaman la atención por su rigurosa actualidad. En el primer capítulo, cuando habla de la debacle producida por la derrota peruana en la guerra del Pacífico con Chile, dice textualmente que «La guerra del Pacífico, consecuencia del guano y del salitre, no canceló las otras consecuencias de estos recursos, cuya pérdida nos reveló trágicamente el peligro de una prosperidad apoyada o cimentada casi exclusivamente sobre la posesión de una riqueza natural, expuesta a la codicia y al asalto de un imperialismo extranjero o a la decadencia de sus aplicaciones por efecto de las continuas mutaciones producidas en el campo industrial por los inventos de la ciencia». ¿Cómo no pensar, a partir de estas líneas, en los peligros semejantes que hoy se desprenden de la creciente especialización productiva de los países de América Latina, exportadores preponderantes de soja, productos minerales, hidrocarburos, maderas y, en general, commodities de bajo nivel de elaboración y potenciadas a costa de minimizar el papel del mercado interno? ¿No es este acaso el peligro subyacente a las políticas de «crecimiento basado en las exportaciones» que divulgan las instituciones financie- 24. Los escritos más específicamente políticos de Mariátegui fueron reunidos, luego de su muerte, en una compilación que lleva por título Ideología y política. No es lo que nuestro autor tenía pensado hacer, pero de todos modos cumplen un papel al proporcionar algunas ideas acerca de su pensamiento en esta materia. 22 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO ras internacionales en el marco del ya totalmente desacreditado Consenso de Washington? (Ver p. 41 de este volumen.) Otro pasaje en ese primer capítulo es igualmente esclarecedor. Al referirse a Nicolás de Piérola, caudillo popular habilísimo en el arte de exaltar el ánimo de las masas, dice Mariátegui que aquel, «que durante tanto tiempo agitara estruendosamente a las masas contra la plutocracia, se esmeró en hacer una administración ‘civilista’. Su método tributario, su sistema fiscal, disipan todos los equívocos que pueden crear su fraseario y su metafísica. Lo que confirma el principio de que en el plano económico se percibe siempre con más claridad que en el político el sentido y el contorno de la política, de sus hombres y de sus hechos». Notable observación, válida como principio metodológico para analizar, en la América Latina de hoy, el comportamiento de tantos políticos y tantos gobernantes que dicen ser una cosa y son otra; o que agitan al pueblo con una retórica radicalizada para luego, en materias tributarias y fiscales, adoptar un curso de acción decididamente conservador. Conviene no olvidar esta enseñanza. (Ver p. 43 de este volumen.) Y en relación a la cuestión indígena sostiene, en una luminosa nota al pie de página en el inicio del segundo capítulo, que «La reivindicación indígena carece de concreción histórica mientras se mantiene en un plano filosófico o cultural. Para adquirirla –esto es, para adquirir realidad, corporeidad– necesita convertirse en reivindicación económica y política. El socialismo nos ha enseñado a plantear el problema indígena en nuevos términos». (Ver p. 54 de este volumen.) Rechazo, por lo tanto, de las propuestas basadas en estrategias legales, administrativas, educativas; o, por lo mismo, en las que sostienen que se puede resolver el problema del indio en América Latina sin resolver, simultáneamente, la cuestión de la tierra. Evo Morales parece haber leído atentamente este libro. Con relación al socialismo afirma que «este es un instante de nuestra historia en que no es posible ser efectivamente nacionalista y revolucionario sin ser socialista». (Ver p. 55 de este volumen.) El socialismo aparece entonces como el componente inevitable de cualquier proyecto de transformación social; la renuncia al socialismo equivale, lisa y llanamente, a abandonar cualquier pretensión reformista o de 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 23 transformación social. Una enseñanza particularmente útil en estos tiempos, cuando el capitalismo presenta rasgos que hablan de su acelerada descomposición. Tiempos, no obstante, que no impiden que algunos gobernantes se ilusionen con la esperanza de que «otro capitalismo es posible», y que habría futuro para América Latina dentro del capitalismo. Ignoran, con esas creencias, que el capitalismo es parte del problema y no de la solución. El capitalismo no solo se ha demostrado incapaz de desarrollar a los países de la periferia sino que ha agigantado la distancia que los separaba del núcleo desarrollado del sistema tanto en términos del ingreso per cápita, consumo de energía, producción de nuevas tecnologías, formación de planteles científicos de alto nivel y así en tantas otras dimensiones de la vida social. Además, su descontrolada mercantilización coloca a la humanidad en los límites de su supervivencia debido a la destrucción del medioambiente, el cambio climático, la opresión y explotación de un número creciente de hombres y mujeres de todo el mundo condenados inapelablemente a la pobreza y la militarización de las relaciones internacionales. En suma: la actualísima discusión en torno al socialismo del siglo xxi se constituye a partir de la imposibilidad, ya entrevista por el notable teórico peruano hace más de ochenta años, de lograr el desarrollo del Tercer Mundo por la vía capitalista.25 Para concluir: el lector tiene en sus manos un libro extraordinario. Un trabajo de recreación rigurosa del marxismo aplicado a condiciones histórico-estructurales completamente ajenas a aquellas que le dieron origen. Robert Paris, en el texto ya indicado, tiene razón cuando asegura que cuarenta años después de publicado (el escrito de Paris es del año 1968) los 7 ensayos «no sólo mantienen su actualidad, frescura y originalidad sino que sigue siendo la primera gran obra marxista de un autor latinoamericano dedicada a América Latina».26 ¿Significa esto que los 7 ensayos están más allá de toda crítica? Nada de eso. Su marxismo está lejos de ser un producto intelectualmente depurado. Las influen- 25. Hemos examinado este asunto en nuestro Socialismo siglo XXI. ¿Hay vida después del neoliberalismo?, Buenos Aires, Ediciones Luxemburg, 2008. 26. Paris, op. cit., p. 1. Cuarenta años después el diagnóstico de Paris conserva toda su vigencia. 24 | BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO CRÍTICO LATINOAMERICANO cias de Georges Sorel, Henri Bergson y Benedetto Croce irrumpen con cierta frecuencia en sus escritos y le quitan nitidez a su argumento.27 Pero, de todos modos, al igual que lo hiciera Gramsci y, antes, Marx, Engels y Lenin, Mariátegui ratifica la importancia de debatir y polemizar con las grandes corrientes teóricas de su época ajenas al marxismo, evitando el enclaustramiento de una teoría que, privada de su dialogicidad, termina siendo un dogma sin vida y carente de cualquier eficacia transformadora. Las referencias de Mariátegui a la sociedad norteamericana y el proceso de colonización que allí tuvo lugar, por contraste con la Conquista y colonización emprendida por las coronas de España y Portugal, peca por su ingenuidad al exaltar la empresa de los pioneros y perder de vista el exterminio del indio, que en el Norte también se produjo, y la infamia de la esclavitud en el Sur. Pero más allá de estos equívocos o de sus puntos ciegos, su escrito permanece como un hito colosal en la historia política e intelectual de América Latina. Aníbal Quijano captó muy bien su importancia cuando escribió que «la obra de Mariátegui constituye realmente la base misma de una teoría posible de la revolución peruana y latinoamericana, no superada hasta hoy». Estas palabras, pronunciadas en 1977, conservan todavía plena validez dado que si algo ocurrió con el capitalismo latinoamericano en estos treinta y tantos años de hegemonía neoliberal fue que profundizó los rasgos predatorios y explotadores del pasado, tornando la revolución socialista más necesaria que nunca.28 Los ensayos mariateguianos, plasmados precisamente cuando el pensamiento marxista naufragaba en el mundo europeo como producto del estalinismo y la reacción fascista, inspiraron, décadas después, el pensamiento y la acción de hombres como Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara. Si este hubiera sido su solo mérito, Mariátegui se habría asegurado un prominente lugar en la historia del socialismo; si aparte de ello, con sus luces, abrió la puerta para una renovación del 27. Una buena discusión sobre los efectos de esta influencia se encuentra en Sánchez Vázquez, op. cit. 28. Aclaramos, por las dudas, que el hecho de que una revolución social sea hoy más necesaria que nunca no significa que las condiciones requeridas para su ocurrencia se encuentren ya presentes en una sociedad dada. 7 ENSAYOS DE INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD PERUANA | 25 pensamiento y la práctica del marxismo en Nuestra América, su lugar es todavía mucho más importante. Por eso lo leemos hoy; porque por derecho propio se ha convertido en un «clásico» del pensamiento marxista, el primero en América Latina. Y porque su trayectoria –personal, intelectual y política– permanece como renovada fuente de inspiración para las jóvenes generaciones que pugnan por conquistar un mundo mejor y que comienzan a vislumbrar en el socialismo el instrumento teórico y práctico para llevar a cabo esa tarea.29 Buenos Aires, marzo de 2009 29. Hay varios sitios web con información y documentación sobre los escritos de Mariátegui: ver especialmente www.7ensayos80aniversario.com, un sitio creado a los efectos de rendir un homenaje a los 80 años de publicado el libro que nos preocupa. Ver, asimismo, los sitios de la Cátedra Che Guevara, del colectivo Amauta, en http://amauta.lahaine.org/ index.php, y los del Archivo de Autores Marxistas, en http://www.marxists.org/espanol/mariateg/ index.htm

13 Comentarios

  1. Anónimo
  2. EL CLUB DE LA PLUMA

    Profesor Atilio Borón, solicito su autorización para publicar en nuestra revista "El Club de la Pluma", el artículo cuyo nombre es: "El Imperio, más Imperialista que nunca"
    La nuestra es una publicación mensual de distribución gratuita en Villa Carlos Paz y alrededores.
    Nuestro correo electrónico es: elclubdelapluma@gmail.com
    y nuestra página web: http://elclubdelapluma.ning.com
    Cordialmente…

    Norberto Ganci
    Director
    El Club de la Pluma

    Responder
  3. jbmartins

    Amigos vejam as maselas que FHC fez e por que ele entregou o Brasil, e sua ligação com a Cia, vejam o Livro "Quem paga a Conta" da editora Record. Voce pode tambem conhecer os atos secretos da Rede Grobo baixe(gratis)o livro e leia http://baixandonafaixa.blogspot….rede- globo.html. Ou então o estrago que o FHC fez na Petrobras neste link
    http://blogdoonipresente.blogspo…- petrobras.html. que Deus nos ajude se eles voltarem ao poder.

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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