¿Cómo diferenciar una invasión de la OTAN de un movimiento social?
octubre 10, 2011

Ese enorme venezolano que es Luis Britto García acaba de escribir estas elocuentes líneas sobre un dilema que hoy oprime la mente y los corazones de todos los revolucionarios: ¿cuál es la postura correcta ante los acontecimientos en curso en Libia? Por supuesto, la pieza de Britto García no clausura el debate (si bien hace un aporte muy significativo al mismo) porque la criminal inmoralidad de los invasores y sus amos europeos y norteamericanos no ennoblece a un régimen como el de Gadaffi. No es un dato menor que a lo largo de estos meses ni un sólo partido de izquierda, sindicato u organización popular africana salió en defensa del gobernante libio. Han repudiado la invasión pero se abstuvieron de respaldar a Gadaffi. Para pensarlo. Pero, sin más, va el artículo de Britto García. 

Un «combatiente gadaffista» abatido por las fuerzas de la OTAN
¿Cómo diferenciar una invasión de la OTAN de un movimiento social?
Luis Britto García

Algunos medios presentan la invasión de la OTAN y Estados Unidos contra Libia como un movimiento social.  Para quienes  no saben distinguir entre una cosa y otra,  sugerimos algunas pistas:

Un movimiento social mayoritario triunfa solo, y no necesita que una coalición imperialista de 42 países saqueadores invada durante más de seis meses sin poder imponerse.

Un movimiento social está integrado por personas de carne y hueso, y no por víctimas imaginarias de supuestos bombardeos no confirmados por los periodistas del Telesur ni por la vigilancia satelital rusa ni por la del Pentágono. (clic abajo para continuar) Un movimiento social surge espontáneamente del pueblo, y no de los planes del Pentágono  de invasión de Libia denunciados desde 2001 por el general Wesley Clark.

Un movimiento social no obtiene  la protección de esa mafia de las potencias hegemónicas denominada ONU.

Un movimiento social  no está dirigido por monárquicos,  terroristas fundamentalistas, mercenarios extranjeros  ni  ex ministros del gobierno al que se opone.

Un movimiento social no es presentado por Barack Obama como “modelo para las relaciones internacionales” ni apoyado por el ejército de ocupación de Europa llamado OTAN.

Un movimiento social no se inaugura asesinando a su propio jefe, como hizo el CNT con su primer presidente, Abdel Younis.

Un movimiento social no dispone de portaaviones, acorazados, bombarderos, cohetes teledirigidos, helicópteros de combate y aviones no tripulados.

Un movimiento social no desata contra sus compatriotas la estrategia de bombardeo terrorista de la población civil que inauguró la Luftwaffe nazi contra Guernika.

Un movimiento social no repite ese genocidio en 20.000 misiones aéreas contra su propio país.

Un movimiento social no bombardea sistemáticamente hospitales, acueductos, escuelas, residencias ni medios de comunicación.

Un movimiento social no secuestra a periodistas independientes ni los expulsa para impedirles testimoniar lo que ocurre.

Un movimiento social no practica el asesinato selectivo de los dirigentes de su país, ni fija recompensas de millón y medio de euros por sus cabezas.

Un movimiento social no maneja  bufetes, lobbys ni influencias para que la Corte Penal Internacional dicte autos de detención contra sus adversarios.

Un movimiento social no causa un genocidio de 60.000 víctimas entre su propio pueblo.

Un movimiento social no tiene cómplices financistas  internacionales capaces de confiscar 270.000 millones de dólares de las reservas de su país.

Un movimiento social no somete los recursos  de su patria  a la rebatiña de mandatarios y consorcios extranjeros.

Un movimiento social nunca es apoyado incondicionalmente por  monopolios mediáticos y transnacionales de la información.

Un movimiento social no dispone de camarógrafos, escenógrafos, maquilladores, actores, vestuaristas y directores para escenificar y grabar fraudulentamente en Qatar las victorias que todavía no ha obtenido.

Un movimiento social no destruye y saquea las sedes diplomáticas de  países amigos.

Un movimiento social no mata sistemáticamente compatriotas por tener piel oscura, como lo hacen las fuerzas de la CNT.

Un movimiento social no está dirigido por Berlusconi, Sarkozy, Cameron, Merkel  y Rassmussen.

Un movimiento social no inicia operaciones fundando un Banco Internacional y una Compañía transnacional para entregar los recursos de su patria.

Un movimiento social no es reconocido prematuramente como gobierno por las potencias imperialistas sin haber ni siquiera obtenido el control del territorio.

Más fácil que diferenciar una invasión de la OTAN de un movimiento social es distinguir entre un bobo y un canalla. Un bobo ignora los hechos antes señalados. Un canalla los conoce, e insiste en  que la invasión contra Libia es un movimiento social.

4 Comentarios

  1. Zheng junxai5
  2. Gerard

    Interesante articulo, sin embargo empiesa emitiendo una profesion de fe completamente carente de sustento empirico al escribir:

    "Un movimiento social mayoritario triunfa solo, y no necesita que una coalición imperialista de 42 países saqueadores invada durante más de seis meses sin poder imponerse."

    Esta afirmación es notoriamente falsa, sobran ejemplos historicos que la desmienten.

    La situación en Libia es compleja, no creo que el tipo de analisis esquematico y superficial que hace el autor de este articulo ayude demaciado.
    Más allá de que no comparta completamente su postura, la posición de Alba Rico me resulta mucho mejor argumentada: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=135938

    Seguire a la busqueda de información para tratar de comprender la situación.

    Saludos.

    Gerardo.

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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