22.5.2018
VENEZUELA: una reflexión sobre las elecciones presidenciales y las tareas inmediatas del poder popular
(una versión resumida apareció en Página/12 de hoy)
«Venezuela: las tareas inmediatas del poder popular»
(Por Atilio A. Boron) La oposición venezolana desperdició este domingo una posibilidad única para medir fuerzas con el gobierno de Nicolás Maduro. Si como dicen sus voceros, dentro y fuera de Venezuela, los opositores cuentan con el favor de la gran mayoría de la población, ¿por qué no presentaron una candidatura única que, quizás, podría haberle abierto la puerta del Palacio de Miraflores y lograr, por vías institucionales, la tan anhelada “salida” del presidente Maduro? No lo hicieron, y la excusa fue que no existían garantías de honestidad y transparencia en el proceso electoral. Olvidaron, o prefirieron olvidar, la sentencia del ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter -un crítico del chavismo- cuando en el año 2012 dijo, en el discurso anual ante el Centro Carter, que «de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo.» (https://actualidad.rt.com/actualidad/view/54145-jimmy-carter-sistema-electoral-venezolano-mejor-mundo). Por si lo anterior fuera poco en los 23 procesos electorales que se llevaron a cabo desde que Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999 jamás se presentaron pruebas concretas de fraude ante el Consejo Nacional Electoral. Todo se redujo a airadas declaraciones y denuncias sin fundamento, mentirosas como las que estamos escuchando en estos días y que son recogidas y reproducidas ad infinitum por esa cloaca maloliente de lo que una vez fue el periodismo: los grandes medios de comunicación hegemónicos en América Latina, encargados de desinformar meticulosamente a la opinión pública.
¿Por qué desertaron del comicio, por qué no recogieron el guante que les arrojó Maduro? Fácil: porque ni ellos se creían sus propias bravuconadas. Sabían que no era verdad que la mayoría del electorado acompañaría a la oposición; eran conscientes de que por más protestas y quejas que suscite la crisis económica y las poco efectivas respuestas del gobierno el pueblo venezolano sabe muy bien que los opositores son la oligarquía, superficialmente aggiornada, que por siglos lo oprimió y despreció. Por eso en lugar de ir a las urnas se dedicaron a denunciar de antemano que las elecciones serían fraudulentas, un pretexto para evitar que su inferioridad numérica quedase registrada para siempre. En lugar de ello apostaron a la abstención, y a la «vía corta» para tumbar a Maduro por medios violentos y confiando en la eficacia destructiva de las presiones internacionales. Es la estrategia de «cambio de régimen» que Estados Unidos viene propiciando hace décadas. En línea con ésta la Casa Blanca se puso a la cabeza de esa ofensiva y le ordenó a sus peones latinoamericanos que lanzaran un ataque frontal contra Caracas. Para infortunio de la oposición, la abstención quedó muy lejos de la marca que esperaba para, de ese modo, deslegitimar el triunfo de Maduro. En realidad aquella es casi idéntica a la que hubo en Chile en primera vuelta presidencial del 2017, en donde la tasa de participación electoral también fue del 46 por ciento, y no hemos escuchado a ninguno de los publicistas y empleados de la derecha que dicen ser periodistas rasgarse las vestiduras por ello y cuestionar el triunfo de Sebastián Piñera. Pero una cosa es Venezuela y otra es Chile; la primera tiene la principal reserva de petróleo del mundo y Chile no.
Un índice comparativo de la representatividad presidencial, necesario para calmar las angustias de las buenas almas democráticas, lo ofrece el cociente entre los votos obtenidos por diferentes presidentes y la población electoral. Sebastián Piñera fue elegido presidente de Chile con el respaldo del 26.5 % del electorado; Juan M. Santos con menos todavía, el 23.7 %; Mauricio Macri, con el 26.8 %; Donald Trump con el 27.3 % y Nicolás Maduro, el domingo pasado, con el 31.7 %. O sea, que si se va a hablar del atropello a la democracia en Venezuela, como lo hace el Cartel de Lima, habría primero que mirar un poco estas cifras y entender lo que ellas significan. Pero la Casa Blanca no se inmuta ante nada. Fiel a lo que una vez le dijera a un periodista del New York Times el señor Karl Rove (en el 2003, cuando era el principal asesor de George W. Bush) «nosotros ahora somos un imperio y, cuando actuamos, creamos la realidad» (https://www.reddit.com/r/quotes/comments/8citkn/were_an_empire_now_and_when_we_act_we_create_our/), el gobierno de Estados Unidos creó la «realidad» de una dictadura para un gobierno que convocó a 23 elecciones en 20 años y que en las dos ocasiones en que fue derrotado reconoció de inmediato el veredicto de las urnas. La oposición «democrática» jamás reconoció sus derrotas y sumió al país en el caos y la violencia callejera en el 2013 y 2017. Pero Estados Unidos creó esa «realidad» y sus impresentables lacayos de Lima se movilizaron al instante para acosar al gobierno bolivariano y profundizar la crisis en Venezuela. No deja de ser una penosa tragicomedia que personajes tan desprestigiados como los miembros de esa banda pretendan darle lecciones de democracia a la Venezuela bolivariana. El gobierno argentino, presidido por un demagogo que prometió el oro y el moro en su campaña para luego incumplir todas sus promesas, y que además preside un gobierno cuyos principales figuras son millonarios que no repatrían sus fortunas convenientemente alojadas en paraísos fiscales porque no confían en la seguridad jurídica … ¡que brinda su propio gobierno!, amén de haber arrasado con la libertad de prensa y el estado de derecho; el gobierno de México, que en el sexenio de Peña Nieto contabilizaba 40 periodistas asesinados hasta enero de este año, y con un proceso político electoral corrupto hasta la médula por el narcotráfico y el paramilitarismo, con miles de muertos y desaparecidos y en donde los 43 jóvenes de Ayotzinapa son la pequeña punta de un gigantesco iceberg de 170.000 muertos y más 35.000 desaparecidos en los últimos diez años, sin que el hiperactivo secretario general de la OEA tomara nota de lo que para él, seguramente, es una nimiedad; el de Colombia, otro gobierno penetrado por el narco, con un presidente que ha saboteado el proceso de paz y asistido impávido a la incesante matanza de líderes sociales, aparte de su probada participación -como Ministro de Defensa- en los asesinatos en masa de la época de Uribe, los «falsos positivos» y las fosas comunes que siguen apareciendo a lo largo y ancho de Colombia; el gobierno de Brasil, presidido por un corrupto probado que fraguó un golpe de estado y usurpó la presidencia de ese país, y que cuenta con la raquítica aprobación de sólo el 3 % de la población y un 0.9 % de intención de voto. Estos son los personajes que tienen la osadía de vituperar al gobierno de Maduro calificándolo como una dictadura. No creo que ningún demócrata en el mundo debiera preocuparse por a opinión que puedan emitir sujetos con tan dudosas credenciales democráticas.
Pensando a futuro: con la re-elección de Maduro asegurada, con la Asamblea Nacional Constituyente a favor del gobierno, la casi la totalidad de los gobernadores y las alcaldías no puede haber excusa alguna que impida lanzar un combate sin cuartel contra la guerra económica decretada por el imperio y atacar a fondo a la corrupción (no sólo la que practican las grandes empresas sino también la que, desgraciadamente, está enquistada en algunos sectores de la administración pública) y combatir con fuerza las maniobras especulativas y el contrabando de los grandes agentes económicos locales, peones de la estrategia destituyente diseñada por Washington. Sería suicida ignorar que las penurias que está sufriendo la población venezolana tienen un límite. La menor afluencia a las urnas este domingo fue una señal temprana de ese descontento y de un peligroso acercamiento a ese límite. El gobierno, con el poder que acumula en sus manos, tiene que actuar sin más dilaciones en dos frentes: el político, para resistir una nueva e inminente arremetida del imperio, que puede llegar a ser violenta y que para desbaratarla será necesario profundizar la organización y concientización del campo popular. Y el frente económico, para resolver los problemas del desabastecimiento, la carestía, el circulante y la inflación. En una palabra: es preciso rectificar el rumbo y mejorar la calidad de la gestión de la política económica para evitar que las penurias del pueblo se conviertan en decepción y esta, de no mediar una solución a los problemas, en el hartazgo que abre las puertas de la ira y la violencia. Y, por favor, evitar por ahora enredarse en estériles discusiones sobre el cambio de la matriz productiva del rentismo petrolero y todo lo que lo rodea. Ese es un programa de cambio estructural que, con suerte, para concretarse se requieren quince o veinte años de continuidad política. Por lo tanto, hay que concentrarse en las tareas inmediatas, al menos por ahora. Los problemas económicos que afectan a la población y que debe resolver el gobierno son de cortísimo plazo, de hoy y mañana, de una semana a lo máximo. Si fracasara en ese empeño el futuro del gobierno de Nicolás Maduro podría verse muy seriamente debilitado y su estabilidad entraría en una zona de peligro inminente.
Llegamos al fin del año y la situación económica de Venezuela es mucho peor que cuando se escribió este artículo. El chavismo lleva cerca de 20 años concentrando poder y parece no controlar ninguna variable económica, el dólar lo manejarían desde Cúcuta, los precios los empresarios, PDVSA se hunde por culpa de los "traidores". Más de 2 millones de venezolanos abandonaron su país, organizaciones internacionales han constatado el deterioro del sistema de salud, el hambre, los abusos a los DDHH. Falta una nueva columna de Borón sobre el tema.
zzzzz2018.10.27
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Atilio, reciba un ssaludo desde Colombia.
Trabajo en un medio de comunicación acá en Colombia, se llama Al Poniente. Publicamos columnas de ministros, activistas, políticos, académicos, estudiantes, poetas, ente otros.
De todas las posiciones políticas, económicas y filosóficas
Podríamos reproducir sus columnas en nuestro portal web?
https://alponiente.com/
zzzzz2018.6.2
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Atilio no menciona que el candidato opositor mas popular ( el flaco Capriles) noc le permitió participar , Jimmy Carter tiene razón al decir que el sistema electoral venezolano es bueno, el problema es el gobierno madurista que lo manipula! como explica Atilio que pajarito Maduro haya sido reelegido teniendo como 80% de rechazo en las encuestas ?? en las encuestas Falcon le llevaba como 10 puntos de ventaja ,sin embargo en las elecciones pajarito Maduro saco como 40% mas que Falcon, solo participo 46% del electorado pero en elecciones pasadas ganadas x el chavismo hubo mucha mas participación ,esas si fueron elecciones ganadas limpiamente, pero esta no,a sido 1 fraude como las ganadas x el presidente derechista de Honduras,Atilio sigue con el cuentazo de la guerra economica, eso noc lo cree nadie, gran parte de la economía venezolana la maneja el estado, no las empresas privadas,Atilio dice " los problemas económicos que afectan a la población y que debe resolver el gobierno son de cortísimo plazo, de hoy y mañana, de una semana a lo máximo",pues el madurismo ya a tenido como 5 años pa resolverlo y no lo han hecho!!!! pajarito Maduro es 1 inepto y no solucionara nada !!!
Jaja todavía les arde el ojete a los chupayanquis por el resultado de las elecciones del domingo.
Felicitaciones al bravo pueblo venezolano.
Viva Chávez para siempre!!!
José Juan, hace casi dos años que Macri gobierna y opino que ya es hora de terminar con la excusa de la "pesada herencia".Desde que asumió Macri se produjo un claro empeoramiento en la situación del país,principalmente para los más pobres.
Se trata de un gobierno que ajusta a los que menos tienen con tarifas impagables en los servicios de gas y electricidad mientras beneficia,al eximir de impuestos,a los poderosos como los agroexportadores y a empresas mineras. Luego del reciente acuerdo con el FMI es evidente que se vendrá un nuevo y duro ajuste.
Éste gobierno ya perdió mucha popularidad, incluso entre sus votantes,ya que muchos se dan cuenta que fueron engañados por la fenomenal campaña publicitaria llevada a cabo por Jaime Durán Barba y por la prensa hegemónica, especialmente el Grupo Clarín ,multimedio que sigue apoyando a ésta banda neoliberal vendepatria que está instalada en la Casa Rosada.
Gran parte de la sociedad ya empieza a hacer sentir su rechazo hacia éstos impresentables, como lo demostró ja multitudinaria marcha realizada ayer.
Se necesitan 15 años para cambiar la matriz productiva? Pero el chavismo lleva más de ese tiempo en el poder, tuvo tiempo de sobra para cambiarlo y no lo hizo sino que la íntensifico.
https://2.bp.blogspot.com/-7vYX3TQ27jQ/WwmS3od2qKI/AAAAAAAAXzc/3r0Ec4nff5w6Ag-zwAzc5xODRUHG1ptiACLcBGAs/s1600/transporteencrisis-3.jpg
A Ruben:
Debería Ud. pensar ¿quién tiene la culpa de las medidas "neoliberales" de Macri? Macri o quienes le precedieron que dejaron un desatre al país, es decir los mal llamados "progresistas" Kitchner (Nestor y Cristina.
En cuanto a las pruebas del fraude en Venezuela, son más que evidentes: los "puntos rojos" y el traslado de los electores chavistas y ni así paso del 31% del padrón. Estoy de acuerdo en que la MUD ( que no es toda la oposición porque hay Falcon, la oposición de izquierda y otros) se negó a participar porque probablemente tiene menos apoyo que el 30%.
Excelente análisis sobre la situación venezolana y la victoria de Maduro. La victoria chavista es muy importante y oportuna para las fuerzas progresistas de la región, ante el fuerte avance neoliberal de los últimos años. Neoliberalismo que ya empieza a hacer estragos en nuestros paises, principalmente en los sectores populares de bajos recursos. Gobiernos como el de Macri que vuelven a repetir planes económicos que fracasaron en el pasado con un enorme aumento tarifario, apertura indiscriminada de importaciones ,destrucción de la producción nacional, entrega del país al FMI etc.
Volviendo al tema Venezuela,es evidente que los opositores desistieron de participar en los comicios porque no tenían la victoria asegurada, no le daban los números y temían ser derrotados.
Era obvio que la oposición venezolana, la derecha y la prensa hegemónica latinoamericana y el imperialismo yanqui iban a salir a deslegitimar el triunfo chavista afirmando que se trató de un fraude, obviamente sin presentar ninguna prueba.
Es indudable que el imperialismo norteamericano y los gobiernos serviles latinoamericanos (Macri, Temer, Piñera y demás lamebotas) volverán a intensificar sus acciones para desestabilizar al gobierno venezolano.
Finalmente, como bien dice Atilio, para hacerle frente a éstas amenazas será fundamental la organización y unidad de las fuerzas progresistas venezolanas y de la Patria Grande latinoamericana.
Si hubiera ganado Falcón seguramente la derecha continental hoy estaría diciendo que fué un gran triunfo de la democracia, pero al ser nuevamente derrotados salen a decir que hubo fraude.
Buen y esclarecedor artículo Sr Boron y los cipayos a llorar a Washington.
Su artículo vale la pena comentarlo:
1. Ud. cita al Centro Carter al decir: “cuando en el año 2012 dijo, en el discurso anual ante el Centro Carter, que "de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso electoral en Venezuela es el mejor del mundo." (https://actualidad.rt.com/actualidad/view/54145-jimmy-carter-sistema-electoral-venezolano-mejor-mundo)”. Pero, Señor, no estamos hablando de las elecciones de antes del 2012 sino las del 2018 cuando no fue invitado el Centro Carter…
2. Dice: “Por si lo anterior fuera poco en los 23 procesos electorales que se llevaron a cabo desde que Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999 jamás se presentaron pruebas concretas de fraude ante el Consejo Nacional Electoral”. Pero, Señor, de qué sirve presentar pruebas ante un tribunal chavista que nunca las aceptará. Por si esto fuera poco, las elecciones de la “Asamblea Constituyente” fueron totalmente fraudulentas por su esquema corporativista que es el sueño de Hitler y Mussolini y hasta ahora no sabemos cuentos votos tuvieron por ejemplo Delsy Rodríguez o Diosdado Cabello, si alguien sabe, por favor, que me indique (con pruebas) (Por cierto, esa mañosa “Asamblea” no ha dictado un solo artículo de la nueva constitución).
3. Dice:” Sabían que no era verdad que la mayoría del electorado acompañaría a la oposición; eran conscientes de que por más protestas y quejas que suscite la crisis económica y las poco efectivas respuestas del gobierno el pueblo venezolano sabe muy bien que los opositores son la oligarquía, superficialmente aggiornada, que por siglos lo oprimió y despreció”. Esa es una verdad a medias, porque la verdadera izquierda que está contra Maduro no se va a unir a esa derecha.
4. Es evidente que el fraude no ocurrió en el conteo de votos, pero si en los “puntos rojos” donde se chantajeaba a la gente con bonos y con el “carnet de la patria” para que voten. A pesar de todo Maduro solo obtuvo el 32% del padrón de votantes. Además, tiene todo el poder del estado y eso se “olvida” Ud. de mencionar cuando dice: “Sebastián Piñera fue elegido presidente de Chile con el respaldo del 26.5 % del electorado; Juan M. Santos con menos todavía, el 23.7 %; Mauricio Macri, con el 26.8 %; Donald Trump con el 27.3 %” porque ninguno de ellos corrió siendo presidente en ejercicio y apoyado por una “Asamblea Constituyente” todopoderosa.
5. La fraseología: “No deja de ser penosa….” no es sino una repetición del viejo argumento de los intelectuales marxistas o marxistoides del “mal de muchos…”
6. Dice: “El gobierno, con el poder que acumula en sus manos, tiene que actuar sin más dilaciones en dos frentes: el político, para resistir una nueva e inminente arremetida del imperio, que puede llegar a ser violenta y que para desbaratarla será necesario profundizar la organización y concientización del campo popular…” repitiendo la misma cantaleta de la invasión de Estados Unidos que no ocurrirá entre otras razones por las grandes inversiones de la Chevron en Venezuela.
7. Tiene razón cunado dice “Los problemas económicos que afectan a la población y que debe resolver el gobierno son de cortísimo plazo, de hoy y mañana, de una semana a lo máximo. Si fracasara en ese empeño el futuro del gobierno de Nicolás Maduro podría verse muy seriamente debilitado y su estabilidad entraría en una zona de peligro inminente” pero se olvida de que el principal causante de la crisis es el chavo-madurismo con el extremo endeudamiento, la confiscación de empresas productivas (entre ellas las agrícolas) para entregarlas a corruptos-incompetentes y el sistema cambiario mañoso y todo esto ha desembocado en una hiper-inflación galopante que los que causaron los problemas no van a solucionar.