La REDH/A quiere por este medio manifestar su preocupación y repudio ante la retención del avión de la empresa venezolana EMTRASUR y sus tripulantes. Esa decisión carece de todo fundamento legal porque:
(a) el avión no estaba siendo solicitado por ninguna agencia reguladora de la aviación comercial;
(b) el cargamento que transportaba –partes de un automóvil que se fabrica en la Argentina- se ajustaba en un todo a la reglamentación internacional en la materia; y
(c) sus tripulantes, tanto los venezolanos como los iraníes, no eran objeto de búsqueda sea por la INTERPOL, el FBI, el MOSAD o cualquier otra agencia relacionada con el tema.
Las maniobras de las autoridades aeroportuarias y de otras agencias del gobierno nacional facilitaron la insólita intrusión de un juez que, con procedimientos de más que dudosa legalidad, ordenó prohibir la salida de la aeronave del país y la retención de toda su tripulación. Agravó considerablemente la situación la inadmisible negativa de las empresas abastecedoras de combustible de aviación: la supuestamente argentina YPF y la Shell, a proceder a la recarga requerida para que la aeronave pueda retornar a Venezuela. Esta sucesión de eventos se agravó cuando, apelando a toda clase de arbitrariedades leguleyas, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, vehículo de sus ambiciones imperialistas, ordenó la incautación del avión de EMTRASUR convirtiendo a este incidente en un capítulo más de la sucesión de robos que el imperio norteamericano ha perpetrado en la Venezuela bolivariana, como el de la empresa CITGO y la congelación del oro del Banco Central de Venezuela depositado en un banco londinense
Ante estos hechos quienes integran el capítulo argentino de la REDH/A exigimos que el gobierno nacional y las autoridades judiciales involucradas en este asunto actúen conforme a lo que manda la legislación argentina y ordenen la inmediata liberación del avión y de todos sus tripulantes, procediendo asimismo a garantizar el abastecimiento del combustible necesario para su seguro regreso a Venezuela y desestimando la orden de incautación emitida por Estados Unidos. No existe ninguna cláusula en el orden legal internacional que obligue a un país soberano como la Argentina a someterse ante la legislación de otro más poderoso, porque tal cosa equivaldría a transgredir la Carta de las Naciones Unidas desde su mismo Preámbulo.
Queremos, por último, manifestar nuestra total solidaridad con el pueblo y el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela. También dejar constancia de la vergüenza y el dolor que nos produce este bochornoso incidente y expresar nuestro compromiso de hacer todo lo que esté a nuestro alcance para poner fin al mismo, en línea con la indestructible amistad que enlaza en un único destino a dos pueblos hermanos que la insidia imperial procura por todos los medios enemistar.
Buenos Aires, 5 de Agosto del 2022
Excelente declaración
Toda mi solidaridad con el gobierno bolivariano de Venezuela, nuevamente el imperialismo traspasando todos los límites de la moral y la ética. Impresentable. Arriba los pueblos que luchan.
Cómo es posible que un país «soberano e independiente» recibe, espera y acata órdenes de otro países, que ejecutan el latrocinio como práctica habitual, el robo de recursos de otros pueblos, llamándose ellos potencias. No aceptan que los demás no se dejen joder, quieren que sean otros sucios lacayos más de sus caprichos y ambiciones, y lo peor, gobernantes elegidos por sus pueblos que se presten a eso, seguramente por cobardía o para que no le saquen los trapos sucios al sol. A Argentina sólo se le pide que actúe responsablemente, con justicia, y que recuerde que el único gobierno que los ayudó cuando estaban en el fondo fue Venezuela, sin mezquindad. A propósito, ni los barcos que se mandaron a arreglar a los astilleros arhentinos los devolvieron, pena ajena da.
Apoyo esta declaración y es inaudito la posición del gobierno Argentino, que por inacción, subordinación nos ubica en un lugar de Colonia.
Somos un país soberano Venezuela siempre nos ayudó con el liderazgo de la Revolución. Lo mínimo que podemos hacer es retribuirles desde una decisión justa y antiimperialista