La pandemia y el fin de la era neoliberal
marzo 29, 2020

(Por Atilio A. Boron) El coronavirus ha desatado un torrente de reflexiones y análisis que tienen como común denominador la intención de dibujar los (difusos) contornos del tipo de sociedad y economía que resurgirán una vez que el flagelo haya sido controlado. Sobran las razones para incursionar en esa clase de especulaciones, ojalá que bien informadas y controladas, porque si de algo estamos completamente seguros es que la primera víctima fatal que se cobró la pandemia fue la versión neoliberal del capitalismo.  Y digo la “versión” porque tengo serias dudas acerca de que el virus en cuestión haya obrado el milagro de acabar no sólo con el neoliberalismo sino también como la estructura que lo sustenta: el capitalismo como modo de producción y como sistema internacional. Pero la era neoliberal es un cadáver aún insepulto pero imposible de resucitar. ¿Qué ocurrirá con el capitalismo? Bien, de eso trata esta columna.

 

Simpatizo mucho con la obra y la persona de Slavoj Zizek pero esto no me alcanza para otorgarle la razón cuando sentencia que la pandemia le propinó “un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista” luego de lo cual, siguiendo la metáfora cinematográfica, éste debería caer muerto a los cinco segundos. No ha ocurrido y no ocurrirá porque, como lo recordara Lenin en más de una ocasión, “el capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas que lo hagan caer.” El capitalismo sobrevivió a la mal llamada “gripe española”, que ahora sabemos vio la luz en Kansas, en marzo de 1918, en la base militar Fort Riley, y que luego las tropas estadounidenses que marcharon a combatir en la Primera Guerra Mundial diseminaron el virus de forma incontrolada. Los muy imprecisos cálculos de su letalidad oscilan entre 20, 50 y 100 millones de personas, por lo cual no es necesario ser un obsesivo de las estadísticas para desconfiar del rigor de esas estimaciones difundidas ampliamente por muchas organizaciones, entre ellas la National Geographical Magazine . El capitalismo sobrevivió también al tremendo derrumbe global  producido por la Gran Depresión, demostrando una inusual resiliencia –ya advertida por los clásicos del marxismo- para procesar las crisis e inclusive y salir fortalecido de ellas. Pensar que en ausencia de aquellas fuerzas sociales y políticas señaladas por el revolucionario ruso (que de momento no se perciben ni en Estados Unidos ni en los países europeos) ahora se producirá el tan anhelado deceso de un sistema inmoral, injusto y predatorio, enemigo mortal de la humanidad y la naturaleza, es más una expresión de deseos que producto de un análisis concreto. Zizek confía en que a consecuencia de esta crisis para salvarse la humanidad tendrá la posibilidad de recurrir a “alguna forma de comunismo reinventado”. Es posible y deseable, sin dudas. Pero, como casi todo en la vida social, dependerá del resultado de la lucha de clases; más concretamente de si, volviendo a Lenin, “los de abajo no quieren  y los de arriba no pueden seguir viviendo como antes”, cosa que hasta el momento no sabemos. Pero la bifurcación de la salida de esta coyuntura presenta otro posible desenlace, que Zizek identifica muy claramente: “la barbarie”.  O sea, la reafirmación de la dominación del capital recurriendo a las formas más brutales de explotación económica, coerción político-estatal y manipulación de conciencias y corazones a través de su hasta ahora intacta dictadura mediática. “Barbarie”, István Mészarós solía decir  con una dosis de amarga ironía, “si tenemos suerte.”

 

Pero, ¿por qué no pensar en alguna salida intermedia, ni la tan temida “barbarie” (de la cual hace tiempo se nos vienen administrando crecientes dosis en los capitalismos realmente existentes”) ni la igualmente tan anhelada opción de un “comunismo reinventado”? ¿Por qué no pensar que una transición hacia el postcapitalismo será inevitablemente “desigual y combinada”, con avances profundos en algunos terrenos: la desfinanciarización de la economía, la desmercantilización de la sanidad y la seguridad social, por ejemplo y otros más vacilantes, tropezando con mayores resistencias de la burguesía, en áreas tales como el riguroso control del casino financiero mundial, la estatización de la industria farmacéutica (para que los medicamentos dejen de ser una mercancía producida en función de su rentabilidad), las industrias estratégicas y los medios de comunicación, amén de  la recuperación pública de los llamados “recursos naturales” (bienes comunes, en realidad)? ¿Por qué no pensar en “esos muchos socialismos” de los que premonitoriamente hablaba el gran marxista inglés Raymond Williams a mediados de los años ochenta del siglo pasado?

 

Ante la propuesta de un “comunismo reinventado” el filósofo sur-coreano de Byung-Chul Han salta al ruedo para refutar la tesis del esloveno y se arriesga a decir que «tras la pandemia, el capitalismo continuará con más pujanza.” Es una afirmación temeraria porque si algo se dibuja en el horizonte es el generalizado reclamo de toda la sociedad a favor de una mucho más activa intervención del estado para controlar los efectos desquiciantes de los mercados en la provisión de servicios básicos de salud, vivienda, seguridad social, transporte, etcétera y para poner fin al escándalo de la híperconcentración de la mitad de toda la riqueza del planeta en manos del 1 por ciento más rico de la población mundial. Ese mundo post-pandémico tendrá mucho más estado y mucho menos mercado, con poblaciones “concientizadas” y politizadas por el flagelo a que han sido sometidas y propensas a buscar soluciones solidarias, colectivas, inclusive “socialistas” en países como Estados Unidos, nos recuerda Judith Butler, repudiando el desenfreno individualista y privatista exaltado durante cuarenta años por el neoliberalismo y que nos llevó a la trágica situación que estamos viviendo. Y además un mundo en donde el sistema internacional ya ha adoptado, definitivamente, un formato diferente ante la presencia de una nueva tríada dominante, si bien el peso específico de cada uno de sus actores no es igual. Si Samir Amin tenía razón hacia finales del siglo pasado cuando hablaba de la  tríada formada por Estados Unidos, Europa y Japón hoy aquella la constituyen Estados Unidos, China y Rusia. Y a diferencia del orden tripolar precedente, en donde Europa y Japón eran junior partners (por no decir peones o lacayos, lo que suena un tanto despectivo pero es la caracterización que se merecen) de Washington, hoy éste tiene que vérselas con la formidable potencia económica china, sin duda la actual locomotora de la economía mundial relegando a Estados Unidos a un segundo lugar y que, además, ha tomado la delantera en la tecnología 5G y en Inteligencia Artificial. A lo anterior se suma la no menos amenazante presencia de una Rusia que  ha vuelto a los primeros planos de la política mundial: rica en petróleo, energía y agua; dueña de un inmenso territorio (casi dos veces más extenso que el estadounidense) y un poderoso complejo industrial que ha producido una tecnología militar de punta que en algunos rubros decisivos aventaja a la norteamericana, Rusia complementa con su fortaleza en el plano militar la que China ostenta en el terreno de la economía. Difícil que, como dice Han, el capitalismo adquiera renovada pujanza en este tan poco promisorio escenario internacional. Si aquél tuvo la gravitación y penetración global que supo tener fue porque, como decía Samuel P. Huntington, había un “sheriff solitario” que sostenía el orden capitalista mundial con su inapelable primacía económica, militar, política e ideológica. Hoy la primera está en manos de China y el enorme gasto militar de EEUU no puede con un pequeño país como Corea del Norte ni para ganar una guerra contra una de las naciones más pobres del planeta como Afganistán. La ascendencia política de Washington se mantiene prendida con alfileres apenas en su “patio interior”: Latinoamérica y el Caribe, pero en medio de grandes convulsiones. Y su prestigio internacional se ha visto muy debilitado: China pudo controlar la pandemia y Estados Unidos no; China, Rusia y Cuba ayudan a combatirla en Europa, y Cuba, ejemplo mundial de solidaridad, envía médicos y medicamentos a los cinco continentes mientras que lo único que se les ocurre a quienes transitan por la Casa Blanca es enviar 30.000 soldados para un ejercicio militar con la OTAN e intensificar las sanciones contra Cuba, Venezuela e Irán, en lo que constituye un evidente crimen de guerra. Su antigua hegemonía ya es cosa del pasado. Lo que hoy se discute en los pasillos de las agencias del gobierno estadounidense no es si el país está en declinación o no, sino la pendiente y el ritmo del declive. Y la pandemia está acelerando este proceso por horas.

 

El surcoreano Han tiene razón, en cambio, cuando afirma que “ningún virus es capaz de hacer la revolución” pero cae en la redundancia cuando escribe que “no podemos dejar la revolución en manos del virus.” ¡Claro que no! Miremos el registro histórico: la Revolución Rusa estalló antes que la pandemia de la “gripe española”, y la victoria de los procesos revolucionarios en China, Vietnam y Cuba no fueron precedidos por ninguna pandemia. La revolución la hacen las clases subalternas cuando toman conciencia de la explotación y opresión a las que son sometidas; cuando vislumbran que lejos de ser una ilusión inalcanzable un mundo post-capitalista es posible y, finalmente, cuando logran darse una organización a escala nacional e internacional eficaz para luchar contra una “burguesía imperial” que antaño entrelazaba con fuerza los intereses de los capitalistas en los países desarrollados. Hoy, gracias a Donald Trump, esa férrea unidad en la cúspide del sistema imperialista se ha resquebrajado irreparablemente y la lucha allá arriba es de todos contra todos, mientras China y Rusia continúan pacientemente y sin altisonancias construyendo las alianzas que sostendrán un nuevo orden mundial.

 

Una última reflexión. Creo que hay que calibrar la extraordinaria gravedad de los efectos económicos de esta pandemia que hará de una vuelta al pasado una misión imposible. Los distintos gobiernos del mundo se han visto obligados a enfrentar un cruel dilema: la salud de la población o el vigor de la economía. Las recientes declaraciones de Donald Trump (y otros mandatarios como Angela Merkel y Boris Johnson) en el sentido de que él no va a adoptar una estrategia de contención del contagio mediante la puesta en cuarentena de grandes sectores de la población porque tal cosa paralizaría la economía pone de relieve la contradicción basal  del capitalismo. Porque, conviene recordarlo, si la población no va a trabajar se detiene el proceso de creación de valor y entonces no hay ni extracción ni realización de la plusvalía. El virus salta de las personas a la economía, y esto provoca el pavor de los gobiernos capitalistas que están renuentes a imponer o mantener la cuarentena porque el empresariado necesita que la gente salga a la calle y vaya a trabajar aún a sabiendas de que pone en riesgo su salud. Según Mike Davis en Estados Unidos  un 45 por ciento de la fuerza de trabajo “no tiene acceso a licencia paga por causa de una enfermedad y está prácticamente obligada a ir a su trabajo y transmitir la infección o quedarse con un plato vacío.”  La situación es insostenible por el lado del capital, que necesita explotar a su fuerza de trabajo y que le resulta intolerable se quede en su casa; y por el lado de los trabajadores, que si acuden a su trabajo o se infectan o hacen lo propio con otros, y si se quedan en casa no tienen dinero para subvenir sus más elementales necesidades. Esta crítica encrucijada explica la creciente beligerancia de Trump contra Cuba, Venezuela e Irán, y su insistencia en atribuir el origen de la pandemia a los chinos. Tiene que crear una cortina de humo para ocultar las nefastas consecuencias de largas décadas de desfinanciamiento del sistema público de salud y de complicidad con las estafas estructurales de la medicina privada y la industria farmacéutica de su país. O para achacar la causa de la recesión económica a quienes aconsejan a la gente quedarse en sus casas.  En todo caso, y más allá de si la salida a esta crisis será un “comunismo renovado” como quiere Zizek o un experimento híbrido pero claramente apuntando en la dirección del poscapitalismo, esta pandemia (como lo explican claramente Mike Davis, David Harvey, Iñaki Gil de San Vicente, Juanlu González, Vicenç Navarro, Alain Badiou, Fernando Buen Abad, Pablo Guadarrama, Rocco Carbone, Ernesto López, Wim DierckxsensWalter Formento en diversos artículos que circulan profusamente en la web)  ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes. Además nadie quiere, salvo el puñado de magnates que se enriquecieron con la salvaje rapiña perpetrada durante la era neoliberal, que el mundo vuelva a ser como antes. Tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo post-capitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar. Por lo tanto, la consigna de la hora para todas las fuerzas anticapitalistas del planeta es: concientizar, organizar y luchar; luchar hasta el fin, como quería Fidel cuando en un memorable encuentro con intelectuales sostenido en el marco de la Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero del 2012, se despidió de nosotros diciendo: “si a ustedes les afirman: tengan la seguridad de que se acaba el planeta y se acaba esta especie pensante, ¿qué van a hacer, ponerse a llorar? Creo que hay que luchar, es lo que hemos hecho siempre.” ¡Manos a la obra!

 

27 Comentarios

  1. William J Gills

    Excelente artículo, Atilio. Como siempre.

    1) Harry Magdoff siempre decía, siguiendo a Lenin, que el capitalismo no va a caer solito, bajo el peso de sus propias contradicciones (y menos aún como consecuencia de una pandemia como el coronavirus), sino que el fin del capitalismo-imperialismo llegará únicamente cuando la gente, el pueblo, le haga caer y lo tumben. Es imprescindible un sujeto revolucionario para acabar con el capitalismo. Sin sujeto, no hay historia humana.

    2) Samir Amin siempre decía que el origen de la revolución anti-capitalista va a tener lugar en la periferia, en el Tercer Mundo, y no en los paises centrales de la Tríada imperialista.

    3) Si la pandemia del coronavirus sigue por mucho tiempo, varios meses, la gente, por un lado, se va a ir perdiendo la costumbre: de ir al trabajo, a la fábrica o a la oficina, cada día; de estar sujeto a la disciplina del trabajo, a la explotación; de tener que soportar el tráfico y el aire contaminado; de encontrarse en la trampa del consumerismo y las deudas; etc, etc, etc.

    4) De esta manera las condiciones objetivas y sujetivas del mundo, de la sociedad, de la economía, de la vida en general de la gente serán muy distintas cuando finalmente salgamos de este terrible flagelo, y así se prestarán a la posibilidad de una nueva conciencia colectiva y de clase, potencialmente transformadora y aún revolucionaria. Pero no se puede saber, a ciencia cierta, la dirección que tomará esta nueva conciencia colectiva. En estos días, semanas y meses, existe una situación que la clase capitalista, burguesa no puede controlar; por lo menos dentro de los supuestos límites de un contexto político pseudo-democratico. Así que esta clase anda asustada, por el potencial de un pueblo consciente y organizado más que por el coronavirus, y es una clase dispuesta a todo para defender sus intereses.

    5) El filósofo Byung-Chul Han es un surcoreano que ha pasado sus últimos 35 años en el ambiente académico en Berlín. Es sinófobo, odia a la China, y es anti-comunista. La salida, el desenlace, que él prevé corresponde a lo que él desea que sea: la continuación de un capitalismo reforzado.

    Un abrazo.

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    • atilio

      Gracias Bill, coincido punto por punto con lo que me dices. No conocía a Han pero lo que leí, poco, no me gustó. Espero que estén cuidándose mucho tú y Silvia si es que aún andan por NYC. Pero Ecuador es igual o peor …. El mejor lugar, parece, es Islandia ….je je je ….Abrazos

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    • Irene Ortiz Teixeira

      Escuche en Am750 que dictaras cursos on line sobre el fin ď la pandemiaMequiero anotar. Gracias.Saludos

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  2. Héctor Thompson

    Buen día Atilio: ¿Países ricos o adinerados?
    Ya que mencionás a Rusia y su inmenso territorio, me inclino semánticamente a hablar de países ricos o países pobres. La única riqueza nueva que aparece continuamente en mitad del planeta es la que proviene como energía desde el Sol; para aprovechar esa riqueza se necesitó desde siempre el territorio. Bajo estas consideraciones Inglaterra y Japón son países adinerados pero pobres, y como tales tienen que comprar riqueza en el exterior (Inglaterra con su sistema colonial y luego con el interés compuesto y la especulación financiera, también Japón, que además pesca comida en los océanos con sus barcos factoría).
    Hay un talón de aquiles de los adinerados que es el dinero fiduciario o «fiat» en uso intesivo desde que Nixon le saco el respaldo oro al dólar y sobre la codicia convencio a todo el mundo de que ese dinero y luego el Euro tienen «valor propio»
    Argentina es un país rico pero tan mal adinerado, que no solo el interés compuesto sino también la inflación dificultan la distribución de la riqueza, como le ocurre hoy a Alberto. Como nunca antes tenemos la conducción de F F y Axel y creo que ellos pueden llevar adelante la propuesta siguiente, pasoooo a pasoooo.
    La propuesta, desde la ciencia y la tecnología, es mejorar la calidad funcional del dinero que usamos en https://perio.unlp.edu.ar/sitios/observatoriodetecnologias/dinero-de-nueva-generacion/ . Espero tus consideraciones a mi mail académico o teléfono fijo que están indicados en el sitio.
    p.d. por si no tenés tiempo de leerlo, resumo proponiendo usar un dinero de unidad y valor fijo expresado en unidades de energía ya acordadas por el mundo en la conferencia Internacional de Pesas y Medidas del siglo XIX : el joule, cuya expresión popular aparece en cada factura de luz KILOWATTHORA. En resumen, un dinero con valor propio y destino inicial posible de pagar la factura de luz.

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    • atilio

      Hola Héctor, interesante tu propuesta, aunque en sus partes más técnicas no las termino de comprender. Creo que AF y AK tienen muy buenas intenciones y han resistido la brutal presión de la derecha para «normalizar» la economía de un saque. Pero el Estado argentino está fundido, y Axel no puede, pese a lo que hace, proteger a sus trabajadores de la salud que protestan, con razón, ante la falta de insumos. Él no puede hacer más de lo que está haciendo. Por eso, sin una reforma tributaria integral, no un impuestito «por una única vez», esto no se arregla. Gracias por tus comentarios.

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  3. Margot Equité

    No soy muy conocedora de teorías y demás, pero si de lo q he vivido, vivo y observo de la población aquí en mi pais, Guatemala, q aunque existe muchísima población pobre y q en la actual situación ya no tiene qué comer, aplauden al personaje q «nos representa» pues quién gobierna son los dueños del capital y ellos deciden qué tiene qué hacer, decir y cómo hacer las cosas.
    Así, es más difícil y dudo q vaya a existir un Cambio profundo nuestro sistema en mi país, aunado a ello, nuestro sistema educativo es de baja calidad, los medios de comunicación están en manos de gente afín al sistema, en fin, veo muy difícil, pero no imposible, q cambien las cosas en mi Guatemala.
    Los q deseamos que haya más justicia social, lucharemos por ello, y estas publicaciones nos ayudan muchísimo. Gracias

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    • Eduardo Mejía

      Excelente reflexión por el cual tiene relación con esta pandemia que está agobiado al planeta entero y es así como personas o individuos que formamos parte de él somos responsables de lo que hoy en día nos está sucediendo es por eso que tenemos que ser consiente y saber las consecuencias a las que no vamos a enfrentar de ho en adelante con este tipo de virus que se están dando hoy en la actualidad

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  4. ezequiel

    siempre sostuve que el socialismo es factible en un futuro no muy lejano y que el mundo direcciona a ese modelo de vida en forma lenta muy lenta pero que ineludiblemente ese es el destino final de la sociedad mundial. El sistema capitalista se ahoga en su propia pecera, por el principio mismo del modelo, la acumulación, dejando para los grandes latifundio no mas que el hambre y la miseria. Sin dudas tendrá un fin y ese final se va dando como un curso de a agua derramada, haciendo su propio camino, podrá adoptar diferentes formas pero de seguro sera la de un estado mucho pero mucho mas interventor en los recursos estratégicos de las sociedades.
    Es un placer leer estas calidades de artículos mi admiración a Atilio. Abrazo grande desde corrientes

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    • atilio

      Gracias Ezequiel, comparto tu optimismo. Abrazo

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  5. Christianne Dupuy

    Excelente síntesis del panorama presente y por venir. Recomiendo a todos conocer, buscar, leer y promover la teoría de PROUT (Teoría de la Utilización Progresiva). Justamente es todo un tratado para preparar a la humanidad al escenario post-capitalista que se viene. Esta teoría se creó en la India en 1959 por un yogui y maestro espiritual (P.R Sarkar), un revolucionario que hasta en la cárcel lo metió la burguesía de turno por promover ideas en contra del sistema de castas hindú.
    Es una teoría que también la llaman un «socialismo progresivo» pero es basado en el crecimiento espiritual del ser, en el entendido de que la primera revolución es la de las consciencias.

    Justamente la Teoría se basa en la Utilización Progresiva de los recursos de la Tierra (materiales, mentales y espirituales ). Parte de un amplio estudio de la humanidad desde la psicología social en la que el filósofo distingue cuatro psicologías sociales (varnas) más una que emerge en estos tiempos: los sadvipras, los llamados a construir el nuevo modelo post capitalista, los nuevos líderes (no manejan el poder).
    Esa ha sido, quizá, una de las fallas de las izquierdas, no tener un fundamento espiritual en el que se basan sus acciones. Frei Betto, Leonardo Boff, Noam Chomsky y Hugo Chávez Frías han comentado públicamente la teoría de Prout.
    Hay material en la web fácil de encontrar. Quien quiera profundizar, puedo enviarle un par de libros digitalizados si escriben y lo solicitan a profesoradupuy@gmail.com

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    • marcela

      excelente análisis como siempre atilio, me preocupa la romantisacion q se esta haciendo de esto, creo q estamos muy lejos de q la coyuntura genere una mayor conciencia de clase para enfrentar al capital, la clase media argentina, totalmente desclasada, sale a cacerolear apoyando a corruptos como paolo roca, en fin, saludos y HLVS

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  6. edgardo luis boggio

    Excelente comentario,los que luchamos por transformar esta sociedad neoliberal y capitalista,tenemos un compromiso mayor despues de la pandemia,solo espero que estemos a la altura de las circunstancias,y como siempre paso en la historia,la lucha de clases decidira

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  7. Julio

    Estimo que la salida de esta situación neoliberal tiene dos o tres talones de Aquiles. No hay salida mágica sino aquella que haga concreto una nueva manera de organización de los países. Caulquiera de esos talones que uno debe evitar son difíciles y trabajosos de llevar a cabo. A la estatización de la industria farmacéutica para que deje de ser negocio la enfermedad y tengamos la seguridad de aquello que nos inyectamos o ingerimos como usted muy bien plantea se debe agregar la estatizacion del sistema bancario, para que deje de ser un sistema meramente especulativo y se ponga al servicio del progreso, junto a la estatización del comercio exterior para que no se escapen las divisas hacia los países centrales. Cualquiera de estas tres medidas son de difícil realización, pero no imposible.

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  8. Claudia Viviana Norma Fernandez

    Con la llegada de esta pandemia aflora lo peor y lo mejor de la condicion humana por esa razon elogio las decisiones que ha tomado Alberto Fernandez ya que pone por delante primero la vida y luego la economia. Creo que en Argentina habra un antes y un despues de la pandemia, demostrando lo que puede lograr un Estado presente.

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    • Jorge alvarez

      Comparto y adhiero. Luego enviaré comentario

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    • Anibal Bassignani

      Hola Atilio. Realmente podemos hablar de mundo postpandemico? O será sin el post? Está afectó a casi todo el mundo, pero ultimamente hubo muchas en Europa. Será algo con lo q tengamos q aprender a vivir? Tal vez sea posible como lo describe Chul Han una sociedad controlada, aceptado sin pensar en las libertades individuales, y en situaciones extremas ese control genere tranquilidad. Como nos venden en las pelis yankis eso de cambiar libertad x seguridad.

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      • atilio

        Respuesta a los tres, insisto: dependerá de NOSOTROS, de si seremos capaces de organizarnos, conscientizarnos y lugar por la creación de un nuevo mundo. NUNCA hubo una oportunidad como esta. No debemos desaprovecharla

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  9. Miguel

    El capitalismo no sera lo que era, al menos en el aspecto de salud. Lo demas, ira tendiendo y acercandose a la doctrina de la justicia social, como dicen los matematicos. El limite de la funcion del capitalismo esta visto que no tiene dominio, fue, es y sera un numero imaginario, inexistente.

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  10. Paola Wilcke

    Hola Sr. Borón.
    Soy licenciada en Sociología y lo sigo hace años, virtualmente y he ido a charlas suyas.
    Simplemente quiero hacerle saber mi admiración por la rigurosidad y precisión de sus sentencias y por su profesionalismo.
    Ojalá hubiese yo arrancado mi carrera más joven, pero igual me satisface mucho leer a gente q como usted tiene un largo recorrido intelectual.
    Utilizo sus artículos en las clases que doy en secundario.
    Mis más respetuosos saludos.

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    • Luis Lorenzo Cortés Garcia

      La epidemia es un latigazo al sistema neo liberal y estamos seguros que después de esta tormenta ya nada en este mundo seguirá igual. Esperamos ser lo suficientemente lúcidos para sacar buenos resultados de esta crisis. Sobre todo lo más importante es construir lazos de solidaridad y establecer puentes de cooperación fraterna entre los pueblos cosa que el sistema había cortado. Poner fin a las guerras inventadas por el capital y lograr que los pueblos se entiendan que unidos podemos hacer frente a las pandemias, la situación ecológica, las migraciones y muchos desafíos afines.

      Responder
    • atilio

      Gracias Paola, nunca es tarde! Y aprovecha TODO lo que veas en mi blog o en Youtube para tu tarea docente. No necesitas permiso para ello. Es de uso público . Abrazos

      Responder
  11. Jonathan Vanegas J.

    En realidad este escenario forjado de muerte, abandono y desolación debe convertirse en el gran aguijón de la conciencia de los pueblos, a nivel mundial, para su liberación. Es hora de una lucha sin cuartel contra este sistema criminal; solo así, las cosas van a cambiar.

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    • Lisandro Lescano

      Excelente, admiro sus artículos y análisis, saludos desde Tucumán, Argentina.

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      • Sergio

        Me parece que en este análisis falta considerar una pata muy importante que es la INFORMACIÓN, con las empresas de IT, como Google, Facebook+WhatsApp+Instagram, Twitter, Amazon, Alibaba, etc… Y después Microsoft, Apple, y siempre Disney
        Ellos representan mecanismos de manipulación de percepciones, de seguimiento de grupos sociales y toma de decisiones. Aplicando la inteligencia artificial pueden simular con precisión muchas situaciones e inducur información manipulada segmentada a determinados sectores.
        Por otra parte, alguna de estas empresas tiene una expansión que se transforman casi en Estados sin tierra.
        El manejo de la información tiene que estar supervisado y controlado por los gobiernos de los pueblos. Esta es otra batalla que deberán dar los Estados, tan importante como la salud, la ciencia y la educación.
        También creo que el concepto de países o estados, que obedece a determinadas situaciones históricas, deberá ser resignificado en función del respeto a las comunidades culturales… Pero eso es tema para otra conversación.
        Muy interesante el artículo.
        Gracias Atilio

        Responder
        • atilio

          Coincido contigo, sólo que no lo expuse sino en una línea o dos en este artículo. Pero es una vieja preocupación mía y habrás visto en muchas notas mi ataque a la «canalla mediática», no sólo la prensa y TV de los oligopolios sino a aquellas empresas de IT. Tienen que estar controladas democráticamente. No se le puede dar tanto poder a gigantescas corporaciones que tienen recursos para tumbar gobiernos y comprar conciencias. Creo que vamos avanzando en esa dirección. Fuerte abrazo

          Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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