(Por Atilio A. Boron) Nunca como en este caso es apropiada la paráfrasis del famoso libro de Gabriel García Márquez. El atentado contra la vida de la Vicepresidenta de la Nación fue el previsible corolario de años de ataques y agresiones de todo tipo, en donde la figura de Cristina Fernández de Kirchner fue escarnecida y difamada sin tregua. El ensañamiento con el que fue execrada por los infames habitantes de la cloaca mediática nacional, gentes que encuentran en ese pestilente torrente de excrementos y desechos de todo tipo su hábitat más confortable; con que fue denigrada por la dirigencia de la sanguinaria derecha argentina, que continúa recordando con nostalgia los tiempos de la dictadura genocida; y con que fue insultada por los representantes políticos e intelectuales de los poderes fácticos, todos inflamados por un odio visceral hacia CFK (y lo que de una u otra manera represente a lo popular y a los “nadies”) tenía, más pronto que tarde, alumbrar la aparición de un sicario dispuesto a llevar todas estas premisas hasta sus últimas consecuencias prácticas: eliminar físicamente a quien aparecía en este bombardeo mediático como una figura satánica, la personificación misma del mal.
Por eso el frustrado magnicidio debe ser analizado como el punto final de un perverso proceso signado por una sucesión de gestos, mensajes y discursos de muerte cuyos emisores son, objetivamente hablando, autores intelectuales o al menos instigadores del fallido atentado contra la Vicepresidenta. Instalaron y aplaudieron la aparición de guillotinas, horcas, bolsas mortuorias, ataúdes en la Plaza de Mayo y otros sitios, todos con el rostro o el nombre de Cristina; legisladores y principales dirigentes de la oposición exigieron cárcel perpetua o la pena de muerte para ella y sus colaboradores, acusada de la comisión de los peores crímenes en contra de la república; se oyeron y leyeron declaraciones escandalosas a favor del derecho a portar y utilizar armas de fuego supuestamente justificado en nombre de la libertad, sabiendo que esas manifestaciones caerían en oídos prestos a pasar de las palabras a los hechos. Nada fue casual. Este venenoso clima de opinión que convoca a la violencia fue meticulosamente incentivado por el vómito diario, sin pausa, de una tropa de malhechores; los pseudo-periodistas de la cloaca mediática que esconden sus aviesas maniobras al servicio de los poderes fácticos bajo el manto de la libertad de expresión. El remate final de este deplorable proceso fue el vociferante -e insustancial- alegato de un oscuro abogadillo al que el sicariato comunicacional convenció que era la mismísima reencarnación de Catón el Viejo, célebre porque en el Senado Romano terminaba todos sus discursos con la vibrante exhortación de “Destruir a Cartago”. Exaltado por la manipulación a que era sometido por “los medios” el sucesor de opereta del viejo senador apeló a una fórmula parecida y con voz tonante proclamó que “Cristina es la jefa de una asociación ilícita” y que por el bien de la república había que destruirla. Con todos estos elementos la mesa estaba servida para la aparición del magnicida y apretara el gatillo. Pero quienes cargaron las balas en la pistola de Fernando Sabag Montiel fueron “los profetas del odio”, para usar la apropiadísima expresión de Arturo Jauretche acuñada en tiempos en los cuales la derecha había dado rienda libre a su furia asesina y bombardeaba desde sus aviones a civiles indefensos que en un día de trabajo transitaban por Plaza de Mayo. Son aquellos, junto al frustrado magnicida, quienes también deberán ser llevados ante la Justicia. La historia ya los condenó; hora falta que los fiscales y jueces de este sufrido país haga lo mismo.
Es increíble como tanto de un lado y del otro buscan generar confusión a la opinión pública asegurándose así una perfecta impunidad. Es grave lo que ocurrió, tanto si fue real o armado. Cuando despertaremos los argentinos e iremos en busca de un país más justo para todos los que en el habitamos y por el trabajamos.
Totalmente de acuerdo con Ud.
La democracia no cuenta con la derecha, privilegios y violencia , no son atributos constitutivos de y en, su configuración. Dudar que hacer con los Clarín es pelear atados de manos y pies.
Excelente
Excelente reflexión de tan terrible suceso.
Es el modus operandis de todas las derechas a nivel global, con el apadrinamiento del imperio fascista, neonazi.
Creo que fue un encargo.
INDISCUTIBLEMENTE LA REACCION NEOBFACISTA ESTA PRESENTE EN SU PATRIA PROFE. ES DE VITAL IMPORTANCIA PARA LA SALUD SOCIAL DE ARGENTINA VOLVER A SUS RAICES, DEJAR EL EUROCENTRISMO COLONIAL POR UNA DESCOLONIZACION DEL PENSAMIENTO Y DE LA ACCION..EL PERONISMO ES UNA VIA, PERO LA POLITICA GENERADORA DE NUEVAS ÉPOCAS PARTICIPATIVA Y PROTAGONICA, TENDRA QUE VENCER ESTE OTRO PODER NEOLIBERAL , QUE SE LLAMA LO «JUDICIAL» LO JURÍDICO ESTA PERMEADO CON INTERESES NORTEAMERICANOS Y EUROPEOS MUY FUERTES, DESDE SUS MISMAS FAMILIAS HASTA COMPROMISOS CON LA BURGUESIA INTERNA DE ARGENTINA, DOMINAR EL PODER POLITICO NO ES SUFICIENTE, HAY QUE GANAR EL PPDER SOCIAL+EL PODER POLITICO QUE GENERARA NVA CONSTITUYENTES QUE MIRE AL PUEBLO Y NO A UNA ELITE,+DOMINAR Y REPARTIR LO ECONOMICO AL PUEBLO, Y DOMINAR CAMBIAR DE RAIZ A TODOS LOS JUECES TRINULAL SUPREMO DE JUSTICIA UNP NVO Q SALGA Y DEFIENDA AL PUEBLO
Los poderes factores primero ya la juzgaron con una zarta de opinologos. Luego la justicia busca pelos en la leche que otro derramo(Macri) entonces el ñlan funciona. Sin descartar nada para sacarla del medio. Ojo y alerta si no nos unimos estos vuelven.
Atilio, muy lindo articulo, sobre todo en contra los lecayos periodista que se encuentras en cada países.
Todos con Cristina.
Roberto Casella
¡Excelente comentario-opinión en torno de la abominable y execrable intención de acabar con la vida de la vicepresidenta @CFKArgentina, con el que coincido totalmente, hasta en el título paráfrasis del libro del Gabo.
¡Saludos maestro Borón, desde la Venezuela bolivariana…!
A mi me gustaría conocer los nombres de quienes acusan a Cristina, porque esos personajes se cuelan después y vienen a visitar a nuestros gobiernos y se les recibe con honores diplomáticos y al no conocer los nombres de los que se confabulación contra los pueblos, les honramos en vez de declararlos non gratos.
Muy buen análisis Dr. Borón. Gracias esclarecer siempre