Comandante Hugo Chávez Frías, in memoriam
marzo 5, 2013

5.3.2013

Con profundo dolor comparto esta reflexión sobre el fallecimiento de Hugo Chávez Frías, un hombre que marcó un antes y un después en la historia de América Latina y el Caribe.

Mi último encuentro con Chávez, en Caracas, Sesión de la Asamblea Nacional
en día patrio de Venezuela, el 5 de Julio del 2012 
¡Gloria al bravo Chávez!
(Por Atilio A. Boron) Cuesta muchísimo asimilar la
dolorosa noticia del fallecimiento de Hugo Chávez Frías. No puede uno dejar de
maldecir el infortunio que priva a Nuestra América de uno de los pocos
“imprescindibles”, al decir de Bertolt Brecht, en la inconclusa lucha por
nuestra segunda y definitiva independencia. La historia dará su veredicto sobre
la tarea cumplida por Chávez, aunque no dudamos que será muy positivo. Más allá
de cualquier discusión que legítimamente puede darse al interior del campo
antiimperialista –no siempre lo suficientemente sabio como para distinguir con
claridad amigos y enemigos- hay que partir reconociendo que el líder
bolivariano dio vuelta una página en la historia venezolana y, ¿por qué no?,
latinoamericana. Desde hoy se hablará de una Venezuela y Latinoamérica anterior
y de otra posterior a Chávez, y no sería temerario conjeturar que los cambios
que impulsó y protagonizó como muy pocos en nuestra historia llevan el sello de
la irreversibilidad. Los resultados de las recientes elecciones venezolanas –reflejos
de la maduración de la conciencia política de un pueblo- otorgan sustento a
este pronóstico. Se puede desandar el camino de las nacionalizaciones y
privatizar a las empresas públicas, pero es infinitamente más difícil lograr
que un pueblo que adquirió conciencia de su libertad retroceda hasta instalarse
nuevamente en la sumisión. En su dimensión continental, Chávez fue el
protagonista principal de la derrota del más ambicioso proyecto del imperio para
América Latina: el ALCA. Esto bastaría para instalarlo en la galería de los
grandes patriotas de Nuestra América. Pero hizo mucho más.
     Este líder popular, representante genuino de
su pueblo con quien se comunicaba como nunca ningún gobernante antes lo había
hecho, sentía ya de joven un visceral repudio por la oligarquía  y el imperialismo. Ese sentimiento fue luego
evolucionando hasta plasmarse en un proyecto racional: el socialismo
bolivariano, o del siglo veintiuno. Fue Chávez quien, en medio de la noche
neoliberal, reinstaló en el debate público latinoamericano -y en gran medida
internacional- la actualidad del socialismo. Más que eso, la necesidad del
socialismo como única alternativa real, no ilusoria, ante la inexorable
descomposición del capitalismo, denunciando las falacias de las políticas que
procuran solucionar su crisis integral y sistémica preservando los parámetros
fundamentales de un orden económico-social históricamente desahuciado. Como
recordábamos más arriba, fue también Chávez el mariscal de campo que permitió
propinarle al imperialismo la histórica derrota del ALCA en Mar del Plata, en
Noviembre del 2005. Si Fidel fue el estratega general de esta larga batalla, la
concreción de esta victoria habría sido imposible sin el protagonismo del líder
bolivariano, cuya elocuencia persuasiva precipitó  la adhesión del anfitrión de la Cumbre de Presidentes de
las Américas, Néstor Kirchner; de Luiz Inacio “Lula” da Silva; y de la mayoría
de los jefes de estado allí presentes, al principio poco propensos –cuando no
abiertamente opuestos- a desairar al emperador en sus propias barbas. ¿Quién si
no Chávez podría haber volcado aquella situación? El certero  instinto de los imperialistas explica la
implacable campaña que Washington lanzara en su contra desde los inicios de su
gestión. Cruzada que, ratificando una deplorable constante histórica, contó con
la colaboración del infantilismo ultraizquierdista que desde dentro y fuera de
Venezuela se colocó objetivamente al servicio del imperio y la reacción.
     Por
eso su muerte deja un hueco difícil, si no imposible, de llenar. A su excepcional
estatura como líder de masas se le unía la clarividencia de quien, como muy
pocos, supo descifrar y actuar inteligentemente en el complejo entramado
geopolítico del imperio que pretende perpetuar la subordinación de América
Latina. Supeditación que sólo podía combatirse afianzando –en línea con las
ideas de Bolívar, San Martín, Artigas, Alfaro, Morazán, Martí y, más
recientemente, el Che y Fidel- la unión de los pueblos de América Latina y el
Caribe. Fuerza desatada de la naturaleza, Chávez “reformateó” la agenda de los
gobiernos, partidos y movimientos sociales de la región con un interminable torrente
de iniciativas y propuestas integracionistas: desde el ALBA hasta Telesur;
desde Petrocaribe hasta el Banco del Sur; desde la UNASUR y el Consejo
Sudamericano de Defensa hasta la CELAC.
Iniciativas todas que comparten un indeleble código genético:
su ferviente e inclaudicable antiimperialismo. Chávez ya no estará entre
nosotros, irradiando esa desbordante cordialidad; ese filoso y fulminante sentido
del humor que desarmaba los acartonamientos del protocolo; esa generosidad y altruismo
que lo hacían tan querible. Martiano hasta la médula, sabía que tal como lo
dijera el Apóstol cubano, para ser libres había que ser cultos. Por eso su
curiosidad intelectual no tenía límites. En una época en la que casi ningún
jefe de estado lee nada -¿qué leían sus detractores Bush, Aznar, Berlusconi,
Menem, Fox, Fujimori?- Chávez era el lector que todo autor querría para sus
libros. Leía a todas horas, a pesar de las pesadas obligaciones que le imponían
sus responsabilidades de gobierno. Y leía con pasión, pertrechado con sus
lápices, bolígrafos y resaltadores de diversos colores con los que marcaba y
anotaba los pasajes más interesantes, las citas más llamativas, los argumentos
más profundos del libro que estaba leyendo. Este hombre extraordinario, que me
honró con su entrañable amistad, ha partido para siempre. Pero nos dejó un
legado inmenso, imborrable, y los pueblos de Nuestra América inspirados por su
ejemplo seguirán transitando por la senda que conduce hacia nuestra segunda y
definitiva independencia. Ocurrirá con él lo que con el Che: su muerte, lejos
de borrarlo de la escena política agigantará su presencia y su gravitación en las
luchas de nuestros pueblos. Por una de esas paradojas que la historia reserva
sólo para los grandes, su muerte lo convierte en un personaje inmortal.  Parafraseando al himno nacional venezolano:
¡Gloria al bravo Chávez! ¡Hasta la victoria, siempre, Comandante! 
             

17 Comentarios

  1. Anónimo
  2. Hua Cai
  3. Luis Teixeira

    Compañero Anónimo.

    Antes de la llegada de Chávez, el tema constitucional era objeto de debates de eruditos, el ciudadano de a pie no conocía su constitución y no le daba valor, ya que no se veía en ella, no era parte de su nacimiento, la constitución anterior (1961, después de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez) nació como muchas, de los cogollos (cúpulas) de los partidos políticos del momento, excluyen a los comunistas, como era la norma impuesta por el norte. Llega Chávez y con él, la Asamblea Constituyente, se le pide al pueblo que elija a los delegados de dicha Asamblea, los debates son televisados, y el resultado es sometido a aprobación por referéndum al pueblo.

    Todo ello fomentó un intenso debate en las calles sobre los derechos y deberes, y el ciudadano entendió que la ley macro era la que marcaría el nuevo marco legal que se generaría a continuación. La nueva constitución se repartió entre la población por medio impreso y digital, y eso vino con Chávez.

    Aprovecho para dar mi opinión sobre otras interrogantes que planteas, amigo anónimo.

    Maduro es presidente encargado porque Chávez era un presidente en funciones. Todo es coherente si lo analizas junto con dos hechos anteriores: 1. el pueblo solicitó la continuidad del presidente Chávez en su reelección, y 2. la Corte Suprema dictamina que el presidente, como cualquier venezolano estaba de reposo médico, y que la juramentación de un nuevo periodo de un funcionario reelecto, podía darse cuando volviera del reposo médico. Todo eso para explicar que el periodo de Chávez continuaba normalmente, porque lo importante fue la decisión del pueblo al revalidarlo. Al decretarse falta absoluta, en un periodo que continuaba, el vicepresidente toma el puesto con la obligación de llamar a elecciones. El presidente de la Asamblea toca el puesto solo en caso de un "nuevo" presidente no juramentado.

    Dice ¿la Constitución permite a un presidente enfermo gobernar y emitir decretos desde un país extranjero?; mi respuesta es "Si, previa solicitud de autorización de la Asamblea para salir". Hasta en eso cambió la llegada de Chávez; antes de él, era el imperialismo a través de ciertos organismos los que tomaban las decisiones, ¿no crees que era peor antes?

    En cuanto a la última parte, te repito, priva la ley laboral vigente, y la vigencia de un reposo médico de un trabajador venezolano.

    Sin más que decir por ahora … continuando el debate.

    Responder
  4. Anónimo

    Luis Teixeira, ¿estoy leyendo bien, estás invocando "el espíritu constitucionalista como legado de Chavez? Luis, ¿de qué Constitución hablamos? ¿De la que se está violando ahora mismo, apenas muerto Chavez, siendo Maduro el presidente cuando debería serlo Diosdado Cabello, Presidente del Congreso, hasta que se llame a elecciones y se elija al futuro Presidente? ¿Estás hablando de la Constuitución que permite a un presidente enfermo gobernar y emitir decretos desde un país extranjero? ¿Hablás de la Carta Magna que debe ser "interpretada" en un mandato que debiera estar escrito de manera clara y sencilla, sobre los plazos firmes que debe tener un presidente para renunciar, si está tan incapacitado que no puede gobernar, y el otro presidente interino para asumir?

    Vamos, Luis.

    Responder
  5. Luis Teixeira

    Gracias Sr Atilio, por la amistad que tuvo con el presidente Chávez, y por ende, con el proceso venezolano. Esperamos que su pluma apoye a Maduro, virtual nuevo presidente de Venezuela.

    Chávez vive en sus obras, en sus palabras y en el camino que nos enseñó.

    Los principales legados de Chávez a los venezolanos (y por qué no, a todos los americanos latinos y caribeños) radican en sacar de sus tumbas y panteones a los héroes de la gesta independentista de Nuestra América, y ponerlos a andar en nuestras calles, haciendo que cada uno de nosotros recordara el orgulloso y gran pasado que tenemos, la gesta independentista, y la proeza de derrotar a los imperios. Ese pasado nos dará fuerza y sentido de lucha, para las tareas que debemos realizar en el futuro.

    El otro legado, es el espíritu constitucionalista. Dentro del poder originario del pueblo, el pueblo se da a si mismo la ley que lo guía, y entiende que el mismo pueblo genera el marco legal que lo rige. Por ello, la ley no se invoca para golpear, amenazar, vejar a la mayoría de la población, ya que es hecha por el pueblo y para el pueblo.

    Hoy lloramos, pero nos sentimos seguros. Hoy tenemos patria. La Patria Chica está a salvo, y la Patria Grande avanza por el camino que muchos hombres, como Chávez, soñaron, el de la definitiva independencia e integración.

    VIVA CHÁVEZ

    Responder
  6. Emiliano

    Viva Chavez! Gracias por todo tu legado comandante…

    Responder
  7. Anita

    Gracias Atilio por tus palabras…
    Vale recordar las palabras de Fidel cuando fue el atentado al avión de Cubana de Aviación: “cuando un pueblo enérgico y viril llora la injusticia tiembla”. Hoy, mi querido pueblo venezolanos llora, está de luto… está triste, pero jamás desmoralizado, jamás
    derrotado.
    La tristeza y el dolor se convertirán en en el arma más poderosa para el
    combate.
    Chavez VIVE en el bravo pueblo venezolano!
    Anita.-

    Responder
  8. vivi

    Hasta la victoria siempre, Comandante!

    Responder
  9. VICKYV80

    con la lucidez intelectual de patria grande como siempre Atilio.

    Responder
  10. Anónimo

    Lamento la muerte de Chavez y me preocupa Venezuela, sí, pero más me preocupa Cuba. No quisiera otro "período especial en tiempos de paz", terribles años de brutal escasez de todo lo imaginable en la isla, empezando por el vital combustible. Y si Chavez falleció, no hay más remedio, según la Constitución Bolivariana, que llamar a elecciones, y allí nadie puede asegurar el triunfo de los seguidores de Chavez. No, al menos, eternamente. Analista realista.

    Responder
    • Anónimo

      Mi dios hata cuando tanto odio,decian que por culpa del comandante estavamos dividido,muere el comandante y siguEn diciendo lo mismo ,entonces el problema no era chavez, el bendito problema somos la humanidad y la avaricia que hay en el mundo,ten micericordia mi dios y perdona a tu pueblo

      Responder
  11. Eduardo

    VIVA CHAVEZ POR SIEMPRE!!!

    Responder
  12. Marcelo Fernandez

    Su lucha ha sembrado las bases de las condiciones de posibilidad de un mundo nuevo. Si el capitalismo se distrae lo suficiente y no nos liquida como especie, tal vez, tal vez, la herencia de Chávez habrá sido cimiento para un sistema y un mundo que todavía no tienen nombre.

    Que Dios, las fuerzas universales, la Conciencia popular le den a Hugo Chávez el amor que supo sembrar.

    Responder
  13. Daniel C

    Hasta la Victoria Siempre, Comandante!

    Responder

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Sobre el Autor de este Blog

Atilio Alberto Borón (Buenos Aires, 1 de julio de 1943) es un politólogo y sociólogo argentino, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Harvard. Actualmente es Director del Centro de Complementación Curricular de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Avellaneda. Es asimismo Profesor Consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e Investigador del IEALC, el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe.

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